Si usted, querido lector, recibiera una llamada en la que lo invitaran a
una reunión en la cual todos los invitados se le van a ir encima y el único
objetivo será darle una golpiza ¿saldría corriendo a tal encuentro? ¿Diría
“claro que voy, con todo gusto, espérenme”? A eso súmele que sea usted muy
malito para los trancazos…
Carmen Aristegui (periodista con marcada tendencia Lópezobradorista, por
cierto) convocó a los cuatro candidatos presidenciales a un debate ahí, en su
programa en MVS… Se trataba, por supuesto, de que todo el panel se le fuera
encima al encopetado. Ése era el juego: “Prepare, apunte y péguele al
puntero”…
Pero
¿qué creen? Por medio de una carta, el equipo de campaña del
candidato del PRI informó, amablemente, que declinaba la invitación… Supongo
que el escrito decía más o menos así: “El Sr. Peña, no asistirá al debate convocado
por MVS porque no lo consideramos pertinente, el exponer a nuestro candidato a
poder ser cuestionado libremente nos pondría en un grave riesgo y eso no lo
podemos permitir. Ya han tenido la oportunidad de escuchar la forma en que
responde cuando no tiene un guión aprendido. Eso sería un peligro para la
campaña… Agradeciendo de antemano su atención y su compresión, les hacemos
llegar nuestros saludos desde la casa de campaña.”
Y tienen razón, hoy el candidato tricolor va arriba por mucho, y exhibirse
de esa forma es un riesgo muy grande (de por sí sabemos que no es un tipo muy
brillante. Bueno, nada brillante. Ok, es bastante soso), pasearse por diversos
foros debatiendo con los otros tres no le beneficiaría en lo más mínimo. Todo
lo contrario, no tiene nada qué ganar y sí mucho qué perder… Ya ven que él sin
teleprompter es hombre muerto. Peña, en el ruedo y sin muleta, ¡Dios nos
ampare!
Por tal motivo todos se rasgaron las vestiduras… Pero no se hagan bolas,
esto es la guerra y todo se vale. Y lo que no se vale se inventa y se le da la
vuelta a la ley, siempre lo hacen…
Hace seis años Andrés Manuel (podemos obviar los apellidos ¿no?) agarró
sus canicas y no quiso jugar con los demás en uno de los dos debates
organizados por el IFE, ahí se quedaron el pedestal y el micrófono solitos,
esperando al entonces puntero en las encuestas… El capricho le salió caro, la
soberbia le pasó factura. Al final ya sabemos lo que pasó…
Y ahí, doña Carmela no dijo ni pío…
Obituario: ¡Ah, por cierto! Josefina tampoco va a ir, pero bueno, así
habrá más tiempo para escuchar lo que tenga qué decir Gabriel Quadri, porque el
discurso del Peje ya nos lo sabemos de “pe a pa”.