“Está muerto, de esta no se
levanta”, decían. Que el sol ya no saldría y que, como cuando le pegan a las
piñatas, su tiempo se acabó…
Sin embargo, ahí está, de vuelta.
Con disco nuevo, con bioserie (saturando Netflix), con más de veinte conciertos
en su temporada en el Auditorio Nacional, cantando mejor que nunca, más maduro
y mejor artista del que siempre ha sido, triunfando de nuevo, pues.
Es, sencillamente, el mejor
cantante que ha dado este país. Con 36 años de trayectoria, con un catálogo de
éxitos impresionante y con un talento y una voz inigualable, Luis Miguel está
en uno de sus mejores momentos de su larga trayectoria. Recuperando todo
aquello que, por flojera, por desidia o por lo que sea, dejó ir.
La serie acerca de su vida ha
sido un éxito. Es un verdadero acierto para saber por qué mi Micky (así es el
trato entre estrellas) es como es. Por qué se comporta como se comporta y por
qué hace lo que hace. Es importante que la gente conozca el lado oscuro del
sol, que se sepa, bien a bien, el sicópata, sociópata, embaucador, tramposo, timador
y sinvergüenza que era su padre. Un cantante mediocre que nunca dio una, pero que
vio en su hijo una mina de oro. Y que lo explotó y que le sacó todo el jugo que
pudo y más. Que hizo todo para que su hijo se dedicara a cantar (cuando el niño
quería, nada más, ser “niño”). Que lo maltrataba, que le pegaba, que lo
obligaba a salir al escenario, que lo presionaba en todos los sentidos. Un tipo
que siempre le vio el signo de pesos en la frente a su primogénito. Luisito Rey
era siniestro (y no lo digo por la serie) y vio su sueño cumplido a través de
su hijo. Luis Miguel es lo que él nunca pudo llegar a ser. Pero un día el niño
creció y se dio cuenta de que, si su padre lo engañaba, lo manipulaba, lo
traicionaba y simplemente, para él, era un cheque al portador, ¿qué podía
esperar de los demás? Si todos los que se
le acercaban lo hacían por mero interés. Sin tener la mínima idea de dónde está
su madre, ¿en quién podría confiar? Por eso Luis Miguel es el misterio que es,
por eso no confía ni en su sombra. Razón no le falta.
Y llegó mucho más allá de lo que
su padre se pudo haber imaginado. También, hay que decirlo, gracias a su él. A
pesar de todo, la música se convirtió en la vida del cantante. Y llegó a la
cima, a la verdadera cima, y ahí se ha mantenido, nada más, durante más de tres
décadas. Quiero ver al guapo que haga eso.
Pero el sol está de vuelta,
recalentado, más presente que nunca. Vendiendo discos, agotando conciertos y colapsando
el streaming. Es Luis Miguel, es grande, aunque a algunos no les guste…
Obituario: La guerra sucia apenas
empieza, Andrés, apenas empieza.