Mierda en el ventilador

Ya no hay secretos. WikiLeaks encueró al imperio y de paso confirmó que estamos en un mundo cada vez más abierto y transparente. Lo que era privado ya no lo es. Nadie se salva.

La publicación de más de 250,000 documentos del Departamento de Estado y sus embajadas y consulados en todo el mundo nos permite ver el teje y maneje de la diplomacia de Estados Unidos. ¡Y nos enteramos de cada cosa!

La presencia de espías cubanos dentro del gobierno venezolano y el peligro de que material nuclear en Pakistán termine en manos de terroristas.

Hay asuntos médicos, como el supuesto tumor en la naricita de Evo Morales. O cuestiones más “privadas” como la estabilidad emocional de Cristina Fernández. Y hasta rumores de pasillo, como las parrandas de los primeros ministros de Italia y de Kazakhstan (¿Berlusconi en una guarapeta? ¡Me niego a creer eso!), y los trucos para conseguir los números de las tarjetas de crédito de altos funcionarios (¿y gastar en las “noches palacio”?)

Que si Irán es hojita verde, que si México es un peligro para México, que si Rusia les hace los mandados a los gringos, que si las “Chinas” se quieren apoderar de las Coreas…

Es echarle un ojo a la intimidad de los poderosos. Y eso no le gusta a los poderosos.

Julian Assange, el australiano de 39 años de edad que fundó WikiLeaks, fue “arrestado previa cita” este martes. Lo acusan de coacción ilegal, de espionaje, de acoso sexual y de violación ¿Será? Este pobre muchacho va a terminar pagando hasta los asesinatos del “Ponchis”.

Bienvenidos pues a la “aldea global” que pronosticó Marshal McLuhan hace ya un rato. Lo nuevo es que en este pueblito ya nadie se puede esconder.

El buen Julian encendió el ventilador y luego le echó una cubetada de mierda, todo el mundo salió embarrado… Y dice que tiene más, nos promete un espectáculo picante y jocoso. Al tiempo.

Obituario: Marcelo, alcalde del año ¡já! Invito a quien le otorgó el premio a vivir una semanita en esta “capital en movimiento”.