Mire usted, yo aquí, en el Bar bar, allá el contador, acá la Barbie, y luego, la modelo, porque no la Chiva, sino la otra, porque ¿a poco no está linda? Es mi detalle. Sí, modelo colombiana y de las buenas. Pero entonces yo no disparé, pero sí estaba, aunque no le pegué, pero estaba meando, ¿A poco no? No hay derecho, borracho impertinente, se ganó el plomazo… A lo mejor andaba pedo o drogado el cabrón, borracho agresivo e impertinente. El otro dice que yo, yo digo que él, pero pos le dieron un balazo al amigo, dice que no se acuerda, pero estuvo buena la chinga que le dieron ¿no?
¿Para qué contarlo? Mejor sigan el caso y nos entretenemos, porque hay dos versiones, pero al del baño, pos lo calentaron y entonces una versión es mentira, alguien miente… Ahí está el verdadero detalle.
Entendámonos bien, yo, por eso, nomás vendo coquita, lo otro, pues usted sabe mi jefe, no se vale, tú, yo, acá, allá, que si unos goles, que ni se acuerda… La vida del narco no es fácil… ¿Y qué tal que la pistolita la traiba el Cabañas? ¿Y por qué no le preguntan a él? Si andaba re pedo y bien loco… ¿Para qué anda pateando bola?
Por eso uno, mire usted, se cuida ¿no? No sale seguido, no se mete nada, la vida es así, nada más tantito, porque yo, cuando lo veía, pos lo saludaba, y él ya borracho, el baño es chico, no cabe uno ¿y qué si trae ganas? El que lo limpia no vio, nomás oyó, por eso digo que el otro sí sabe, ¿pero qué se gana? El contador me cuidaba ¿no? Y luego pos ligaba, pero no, eso no debe ser, ¿no? Entonces por eso digo, que le pregunten, yo digo que sí se acuerda… Él allá, yo acá, entonces vengo y subo allá, me lo encuentro y digo, entonces lo reconozco, pero ¿qué versión creer? ¿La del otro? Porque ese ni estaba, y luego me salí y ya lo demás pos está muy claro… Ya ve usted, un detallito así, en la vida, hace la desgracia o la felicidad… pero nomás por el momento, y los momentos pasan y luego los minutos y los segundos, y de segundo en segundo agarra uno su segundo aire… ¡Y la Juliana tan chula y uno tan enamorado!
Cuando Cabañas, y luego el contador y la Barbie, y conforme los tres, porque me escondió, pero no me escondió, yo me fui, porque no me fui, siempre estuve, me encontraron porque me andaban buscando y luego pos usted sabe que uno es desconfiado. Viendo la tele, ya descansando ¿no? Y la puerta que abrieron a azotones oiga usted no es justo, uno está a gusto y llegan a molestar. Y luego me acusan pos de lo que me acusan ¿no? Uno es gente, la gente me empezó a decir así, pero pos no me llamo “JJ”, veinte kilos ¿usted cree que nomás eso? Uno se arriesga, desquita el sueldo, no se vale…
Porque usted dispara o no dispara, porque no se le puede obligar al individuo, pero si un obús agarra una dirección directa y pellizca la circunferencia y la ley de gravedad que consiste en que se cae en el baño y ya agarra fuerza, pero siguiendo la línea que distrae a la confusión resolutiva, de manera que uno dice bueno, muy bien, desde antes… Por eso yo lo que exijo es una disculpa del Cabañas y del otro señor y de todos porque ya me cayeron muy gordos…
Obituario: Kalimba está más tranquilo, el circo se pasó a otra pista…
vaya! hasta que escribes algo coherente!
ResponderBorrares la primera vez que le entiendo señor bloguero, bacano!
ResponderBorrarAquí de vuelta de voyeur en tu ventana Pepe. Saludos.
ResponderBorrarDirecto a favoritos que pos que. Saludos
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