Pues resulta que Andrés Manuel López Obrador cambió su chip. Después de que le ganó la encuesta a Marcelo (¿alguien conoce a alguien que hay sido encuestado?) estamos viendo a un Andrés Manuel más tranquilo, más sereno, más templado, más despejado, como que se tragó un valium.
Para empezar detalló su “república amorosa” (¡háganme favor!), dijo que significa tener amor por la familia, el prójimo y por la patria, sin que esto represente un discurso religioso (?). Dice que es necesario pensar en el bienestar de los mexicanos y en el fortalecimiento de valores (nomás le faltó preguntar si tenemos el valor o nos vale) y considera que puede haber empleo y crecimiento económico, pero si no se fortalecen los valores no será posible detener la degradación del país (sí, ajá).
Y ayer el precandidato del sol azteca (y varios más) ofreció una reconciliación con Televisa, con el conductor del noticiero estelar, con los trabajadores de la empresa y con los directivos de la misma. Además propuso inaugurar una etapa nueva: “Quiero que podamos darnos el beneficio de la duda porque el país lo requiere, tiene que haber equidad, tiene que haber libertad plena para que el país salga adelante, para que podamos sacar entre todos al país de esta lamentable situación en que se encuentra, y todos tenemos qué actuar con responsabilidad poniendo por delante de nuestros intereses personales, por legítimos que sean, o de los intereses de grupos, por legítimos que sean, el interés general, yo ofrezco la reconciliación, extiendo mi mano franca”.
López Obrador empieza de cero, a tratar de reconstruir todo lo que tan estúpidamente perdió con sus actitudes anteriores. A ver si le alcanza el tiempo y el espacio. A ver quién le cree. Porque no faltará quién le recrimine tal mutación, ya me los imagino “¿Y la mafia que se adueñó de México? ¿Y su presidencia legítima? ¿Y las instituciones que mandó al diablo?”
En fin, es de sabios cambiar de opinión, y es de inteligentes cambiar de actitud. El Peje viene recargado, viene con todo, viene amoroso, viene relax, después de que le dieron un diazepam trae de fondo “la vie en rose”, eso sí, en la versión de Edith Piaf…
Obituario: ¡Pizza, torta y jocho, Marcelo p’al 18!