Un “clásico” en Egipto, provocadores, matones, infiltrados, 75 muertos y centanas de heridos…
Fue una batalla campal entre los aficionados del Al Masry y los del equipo rival, el Al Ahly, y se desató apenas el árbitro pitó el final del partido. El resultado no importa, los ultras locales invadieron el terreno de juego para golpear a los jugadores visitantes. Cuchillos, palos, piedras, armas de fuego, la cosa era lastimar, como fuera, con lo que fuera…
Ya existen pruebas de que había “baltaguiyas” (matones) infiltrados entre los hinchas del equipo de la ciudad de Port Said, las amenazas ya se habían manifestado semanas antes… Era imposible que los seguidores hayan hecho tal cosa, ganaron 3-1. Así que todo fue obra de los partidarios del antiguo régimen de Hosni Mubarak…
La cosa es crear discordia, ponerle trabas al proceso de transición democrática que está sufriendo Egipto. ¿Y qué mejor pretexto que un partido de fútbol? Nada más efectivo para crear encono, rencor, antipatía, odio y animadversión que el deporte de las patadas. Cuando la pasión se enciende las conciencias se apagan y la vista se nubla. Todo eso, mal encausado, con alborotadores listos para actuar, asesinos sedientos de sangre y un régimen derrocado ávido de venganza da como consecuencia lo que ya vimos y que resulta tan triste y tan incomprensible.
Y el dardo dio en el blanco, las protestas ya volvieron a la calle y el caos impera en El Cairo otra vez...
No culpen al balón, como dijo Maradona “la pelota no se mancha”, el fútbol sólo fue el pretexto…
Obituario: ¡Qué bonito el periférico, qué bonito! Gracias Marcelo…
Hermoso Periférico! Hermoso va a quedar!!
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