Quien fuera señalado por la historia como orquestador del fraude electoral y la caída del sistema en 1988 y que posibilitó la usurpación de la presidencia de la República por Carlos Salinas (¡Vaya frase! ¿Ya la habrá dicho alguien?). Bartlett, símbolo del autoritarismo priísta y último titular de Bucareli por un sexenio completo, se presenta ahora como un político renovado, listo y dispuesto a sumarse a las filas de la izquierda. ¡Y en comunión con sus adversarios políticos de toda la vida!
Fueron las cabezas las que le dieron el visto bueno. Empezando por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, que fue el primero que apoyó la candidatura del extricolor. Hace poco le preguntaron por la famosa caída del sistema: -¿Cómo puede ver al licenciado Bartlett como candidato de las izquierdas? -El licenciado Bartlett ha realizado en el Senado defensas importantes de intereses nacionales y ojalá que llegando siga en la misma línea-. Respondió el que fuera directamente afectado por las maniobras del entonces secretario de gobernación…
Y luego Andrés Manuel López Obrador Aseguró que “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Bartlett ha evolucionado y actúa con rectitud”. ¡Háganme ustedes el favor!
¿Y la traición a la patria y a la gente que tanto cacarean? ¿Dónde quedó la congruencia? ¿No se la pasan despotricando contra todo lo que huela a neoliberalismo y a Carlos Salinas? Don Manuel no huele ¡apesta! Con estas acciones los que se traicionan, y de fea forma, es la izquierda misma. Una izquierda sin memoria, una izquierda ya de por sí golpeada por la izquierda misma, una izquierda de juguete. Y por todo lo anterior, una izquierda que no rebasa (ni rebasará) los 18 puntos en las encuestas.
Qué cínicos resultaron todos. Sin duda velan únicamente por sus propios intereses… El diputado se preocupa por ser senador, el senador por ser gobernador, el asambleísta por ser delegado, el delegado por ser diputado y volvemos a empezar…
Ejemplos como el de Bartlett existen muchísimos, cuando no me dan lo que quiero, o no me postulan, o no me hacen caso, o ponen a alguien más… Agarro mis canicas y me voy a echar pulgas a otro lado. ¿Qué importa que no concuerde con las ideas de mis nuevos compañeros? ¿Qué importa que nos hayamos tirado toda la mala vibra en tiempo pasado? ¿Qué importa que seamos agua y aceite? ¿Qué importa? Total, lo trascendental es sacar adelante a la nación, sumar voluntades y luchar por la transformación del país…
Obituario: Un par de sonrisas, muchas bendiciones, un sombrero de charro y Benedicto XVI se echó a la bolsa al pueblo de México…
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