Trabajo con remuneración suficiente para evitar no solo vagoneros,tamaleros,jugueros,disqueros y todo lo que acabe en eros.
−Te pagamos, pero para que ya te calles –le decíamos a un compañero de la secundaria cuando empezaba a cantar. Es que era malísimo y su sonsonete era sumamente molesto.
Bueno, pues lo mismo pasará con
los llamados vagoneros del Metro de
esta capital. Les vamos a pagar para que dejen de tocar su fastidiosa musiquita.
Hágame usted el bendito favor.
El gobierno del Distrito
Federal está “negociando” con estos vendedores ambulantes –bueno, más bien con
los líderes de las 21 organizaciones que
manejan a
esos comerciantes que operan en los andenes y vagones de las doce líneas y las 195
estaciones del Metro− para otorgarles ciertos “beneficios” a cambio de, por
favorcito, dejar de operar en el sistema de transporte colectivo. Se habla de
placas para taxi, viviendas y hasta
pensiones. Claro, todo cortesía de nuestras contribuciones.
¡Ah! Porque, con todo y las caricias del jefe de gobierno,
los también llamados bocineros amenazan
con cambiar de giro si no los apapachan como se debe.
−Si las autoridades ya no nos dejan vender, el miércoles
estaremos robando, a eso nos orillan –la intimidación es muy clara. Y las
autoridades se ponen contra las cuerdas. Quizá hasta bajen la guardia. Así, por
las buenas, hacemos lo que ustedes digan.
Eso sí, la gente necesita
trabajar, necesita ganar dinero. Y todo mundo
anda correteando la chuleta. Si en este país hubiera suficiente trabajo
y bien remunerado, no habría vagoneros,
bocineros, pasilleros, tamaleros, jugueros, disqueros y todo lo que acabe
en “eros”.
Y que quede claro que no estoy
en contra del comercio informal. ¡Si los tianguis son bien bonitos, siempre y cuando
no los tenga en mi puerta! Acá es lo mismo. Que trabajen, pero que no estorben,
que dejen pasar, que no violen el espacio vital del pasajero (ese nos lo
violamos entre todos los que nos apretujamos en horas pico), que no me pongan
su bocina a todo volumen en la nariz. Eso es todo, ¿es mucho pedir? Sí, son parte
del folclor mismo de esta ciudad. Hay de todo: Dulces, chicles, papitas, churritos,
confitones, cortaúñas, libros, llaveros, juguetes, discos, micas, crayolas y un
universo de cosas inimaginables. El Metro es una verdadera romería y es
precioso. Lástima que esté infestado de
mafias.
Obituario: Woody Allen:
Excelente cineasta, basura de persona.
Jajajaja muy buena y muy cierta!!
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