A diferencia de muchos
paisanos de aquí y de allá y de acullá, yo no estoy enojado con don Donald Trump
(famoso magnate estadunidense) por sus ya conocidos dichos y hechos…
Yo, más bien creo (bueno no,
estoy seguro) de que el tipo es un imbécil: El término
“imbécil” es un adjetivo calificativo que se emplea con alguien que es poco
inteligente, torpe o que tiene un comportamiento poco pertinente. También se
utiliza para referirse a una persona que molesta a otros tanto haciendo como
diciendo tonterías… ¡Y ese es mi Donald!
Vamos viendo
si no. El señor quiere ser presidente de los Estados Unidos, un país lleno de
mexicanos, latinos, negros, rojos, blancos, cafés, verdes y migrantes de todos
colores, mismos que se han convertido en la llave para entra a la Casa Blanca
(la de Washington, la de a de veras). Debemos entender que si lo que quiere
este baboso es despachar en la sala oval, lo primero que debe hacer es quedar
bien con toda la población antes mencionada. Aunque sea de dientes para afuera.
Ése debería ser su propósito. Pero no, el tonto se dedica a insultar y a
despotricar en contra de miles y miles de potenciales votantes. Conclusión: El
voto latino se fue con su música regional a otra parte.
Es de risa
loca, seguro se le zafó un tornillo, si es estrategia no la entiendo por ningún
lado. De verdad es estúpido. Ya perdió la relación con Univisión, la NBC
también lo mandó al carajo. Celebridades en todo el mundo le siguen mentando la
madre. Se lo ganó y se lo seguirá ganando. Ni modo.
Yo más bien
creo que el señor del elegante peluquín, citando a Christian Martinoli, por un
minuto de fama hace cualquier cosa. ¡Lo que sea! Le gusta la marquesina y los
focos. Está chiflado. Le encantaría ser una de las Kardashian, Kim o Bruce
(ahora Caitlyn) Jenner. Estaría fascinado.
Es un
imbécil, y seguro necesita un abrazo. Mi Donald tiene todo, menos amor (¡qué
cliché!)
Obituario: Rápido
salió Peña del hospital, por supuesto que los Reyes de España pesan más que
Guatemala. Chale, si el norte fuera el sur…