El domingo pasado, mi Superman se
puso su capa roja y se fue al cielo. Él tenía una frase, un dicho, “no hay
almohada más cómoda que una conciencia tranquila”. Y así se fue, con la
conciencia tranquila, con la satisfacción del deber cumplido. No dejó ningún
pendiente, se fue sereno, se fue feliz. Tuvo una vida plena. Lloró, sufrió,
rió, jugó, trabajó, batalló, cumplió, amó, fue amado, el sol acarició su faz, la
vida nada le debe, con la vida quedó en paz (le encantaba ese poema de Amado
Nervo). Concluyó su tarea, amante de la lectura, terminó de leer su libro, lo
cerró, suspiró, se quitó los lentes y partió…
Y con esa partida se llevó un
pedazo de mi corazón y me dejó un hueco imposible de llenar. Me dejó un dolor
que sé que no se me va a quitar nunca, porque no habrá día que no piense en él.
Sin embargo, también me dejó la esperanza de volverlo a ver, de volverlo a
abrazar muy fuerte y de hilvanar de nuevo una de esas fantásticas conversaciones
llenas de risas y de anécdotas. Me dejó con todos los recuerdos de un pasado
muy feliz, me dejó con el regalo de una infancia plena -dolorosa a veces-, pero
plena y muy feliz.
Me dejó la formación, la
educación y la cultura. Sencillamente gracias a él soy el hombre que soy. Me dejó
el modo de conducirme en la vida. Me dejó una herencia infinita, me dejó el enorme honor de llevar su apellido y el compromiso de luchar todos los días para
que se siga sintiendo orgulloso de mí. Me dejó la luz apagada, pero también me
dejó la idea de que en cualquier momento va a entrar con la merienda después de
regañarme.
Me dejó el tenis, las canciones,
los libros y las películas. Me dejó la simpatía y el mal genio. Me dejó el frío
de otoño y el sol de invierno. ¡Ay Don Migue, me dejó tantas cosas!
Gracias por todo y por tanto, papá.
Allá nos vemos.
Y ya lo sabe, mi corazón y mi
mente siempre estarán con usted…
Y ya lo sé yo, no hay pedo, sólo
tengo que mirar para arriba y buscar la estrella más brillante…
Definitivamente a 18 meses de su partida, sigue doliendo hasta el tuétano. Hasta la estrella más brillante Don Migue.
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