“Mas si osare un extraño enemigo
profanar con sus plantas tu suelo, piensa, ¡Oh Patria querida! que el cielo un
soldado en cada hijo te dio.” No, los mexicanos no necesitamos enemigos
extraños para volvernos soldaditos y desatar una guerra fenomenal. No, los
mexicanos, solitos, nos bastamos y nos sobramos para esos menesteres. “El peor
enemigo de un mexicano es otro mexicano”, no hay frase más cierta que esa.
Y para pruebas vamos a remitirnos
a la noche del domingo pasado. Se entregaban los premios de la academia de
ciencias y artes cinematográficas, los “Oscares”, pues. Mucho mexicano en la
gala. Muchas referencias a nuestro país, a nuestra cultura, a nuestra patria, a
nuestro hogar… Y entonces empezamos: “¿Qué hace Derbéz ahí? Es un imbécil”,
“Gael canta horrible, ¿cómo se atreve?” “¿Natalia Lafourcade? ¿Te cae?” “Salma
parece candelabro”, “¡chidos sus premios Tv y novelas”, “Eiza está toda operada,
pobrecita”, “que alguien le diga a Del Toro que se acuerde cuando dirigió ‘la
hora marcada’ en Televisa, porque seguro ya se le olvidó”, “por supuesto que no
he visto ‘Coco’, esos gringos nada más le dan en la madre a nuestras
tradiciones” … Y así, por el estilo, algunas frases están tomadas de las redes
sociales y otras fueron escuchadas por los castos oídos de quien esto escribe.
Pura negatividad. No me diga usted, querido lector, que la noche del domingo y
todo este lunes, no escuchó, ni leyó ninguna frase de este tipo.
No podemos, como sociedad,
alegrarnos del triunfo ajeno, no está en nuestro ADN, es imposible. Sería
precioso que nos apoyáramos entre nosotros, aunque sea un poquito. Pero Dios no
cumple caprichos, ni endereza jorobados… ¡Viva México!
Eso sí, que allá afuera nadie
hable mal de nosotros, porque nos le lanzamos al cuello. Cualquier insulto
externo se convierte en una ofensa imperdonable, la crítica nacional es un
derecho exclusivo. Los extranjeros, sean de donde sean y estén donde estén, que
se limiten a hablar bonito de nosotros. Porque entre mexicanos podemos
despedazarnos, pero nunca nos haremos daño… ¡Ay ajá!
Obituario: Y hablando de
películas, nada más me falta ver en qué termina una que se llama “Ricardo Anaya
contra la coalición PRI-PGR”.
Así es triste pero real, y aplaudimos lo que viene de afuera y lo que es "chic" porque según algunos lo mexicano no lo es, alegremonos como nación por los éxitos en todos los terrenos que bien ganado lo tienen.
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