Son millones de spots en radio y televisión, también tenemos carteles, lonas, espectaculares y hasta volantes. Son las herramientas más comunes que los partidos políticos y sus candidatos utilizan para dar a conocer sus propuestas en estos tiempos electorales; sin embargo, producir esta propaganda no es caro, es muy caro, además genera contaminación (auditiva, visual y física), tiene una eficiencia muy cuestionable y el costo corre por cuenta de nosotros, los contribuyentes. ¿Cuánto se van a gastar? No mucho, nada más tienen un presupuesto de más de 7 mil 159 millones de pesos. Nada más.
En radio y televisión, en medio de nuestro programa favorito y por orden del INE, nos chutamos cortes de cinco minutos o más, con spots que ni escuchamos, que ya bloqueamos, que, la verdad, no nos interesan. ¿Y por qué no nos interesan? Por su hermoso contenido porque las propuestas no existen, porque todos esos spots se tratan, únicamente, de aventar caca en el ventilador y que se embarre el que se pueda. Todo es atacar al otro, todo es hacernos saber que nadie sirve para nada, salvo el que emite el mensaje en puerta. Un nivel maravilloso, “lo que no mancha, tizna” es la columna vertebral de estos mensajes. Puro odio, puro rencor, puro resentimiento y pura descalificación. “Todos son basura, menos nosotros”. Lamentable el nivel de la propaganda en nuestro país. Por eso nadie les pone atención y a nadie le dejan nada.
Porque, eso sí, existen estudios que dicen que las campañas aportan muy poco en la forma que la gente vota. Porque la gente ya trae una idea, un voto estructurado, bien o mal, desde antes. Las campañas únicamente impactan a los indecisos, pero es una cantidad muy pequeña respecto a los votantes en general. Así, con estos mensajes, con esta pobreza de discurso, no podemos esperar demasiado. ¿Cómo vamos a construir una sociedad que pueda tomar una decisión verdaderamente informada? ¡Bendita democracia, bendito México!
Y lo peor es que esto apenas empieza. ¿Quién sabe? Quizá tenemos el nivel de campañas que nos merecemos.
Obituario: Si no hay toro, habrá Juanito, pero Guerrero no se escapa…
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