Si no se le ocurre reelegirse -porque eso es cosa del pueblo sabio, ya sabemos que, si se lo piden, se queda- el presidente deberá escoger a su sustituto, aunque ya no es como era antes, que el primer mandatario levantaba el dedo y señalaba a su sucesor… Pensándolo bien, sí es como antes, sí es igual, o hasta peor, las prácticas son las mismas, ¿no? La cosa es que, dicen los que saben, el dedito presidencial ya oscila entre Claudia y Marcelo, ¿les suenan los nombres? ¡Uno de los dos resultará triunfador! El otro puede que hasta muera políticamente. ¡Qué emoción! Pero la pelea estará fuerte, cruda, desgarradora, sangrienta… Y todo, por la tragedia del lunes pasado en Tláhuac. Todo por negligencia. 25 vidas humanas no es poca cosa.
En una esquina tenemos al canciller Marcelo Ebrard, exjefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, tristemente célebre por construir la más aun tristemente célebre línea 12 del metro, “la línea dorada y adorada” …
Marcelo dice que “el que nada debe, nada teme”, claro, y si algo debe, siempre le quedará Paris. Total, ya se exilió una vez. ¡Pero caray, ahorita que está tan a gusto en su papel de vicepresidente, perdón, de canciller y funcionario estrella, aplicando la diplomacia en todo el mundo para conseguir vacunas para todos y sacando las papas del fuego en cuanto a política exterior se refiere! ¡Estaba tan cerca!
En la otra esquina, Claudia Sheinbaum, actual jefa de gobierno de la CDMX y responsable del mantenimiento de la línea 12 y, supongo yo, que de todas las demás también. Ella se preocupa, de vez en cuando se pone su casquito, agarra su trapito y limpia las estaciones del metro. Después del derrumbe, la señora Sheinbaum se enojó y prometió llegar hasta el fondo y dar con los culpables, castigar a los responsables, sea quien sea… ¡claro, así debe ser!
Claudia y Marcelo se encontraron en la conferencia mañanera presidencial del martes y se echaban unos ojos que no se los deseo ni a mi peor enemigo… 25 muertos y el dolor, la desesperación, el terror y la angustia exigen justicia. Alguien tiene que responder. ¿El que construyó la línea dorada o la que debe cuidarla? Uno tiene que caer. La guerra está declarada, pero todo depende del presidente. Él y solo él -así como le gusta- decidirá la suerte de ambos. Uno al cielo y el otro al infierno. ¿Usted por quién vota?
Obituario: Con el derrumbe del metro, no faltó quien asegurara que “No debe descartarse ninguna causa, incluyendo un posible sabotaje. En el video se ve un fuerte destello, como una detonación, lo que puede ser parte de las consecuencias, pero también causa del colapso de la estructura”. Y otros que decían: “Aguas compañeros, probable atentado en el metro de la CDMX. Con esto golpean al gobierno de Claudia Sheinbaum y a nuestro presidente AMLO”. ¡Háganme favor! Sencillamente, sin palabras.
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