Las cosas deben ponerse en su justa dimensión, ahorita son la sensación, la nueva generación maravilla, únicos, inigualables, los mejores, portentosos, sublimes, excepcionales… Al rato serán del montón. Y si pierden al otro día nadie se acordará de ellos. Es la triste realidad de la prensa deportiva en este país… Todo se infla hasta que se revienta, y entonces hay qué inflar algo más.
Y así ha sido siempre, pongamos un ejemplo: Es un domingo cualquiera, jornada 7, minuto 80, partido empatado a un gol. El debutante “x” sale de la banca, ingresa al campo, durante diez minutos no pasa nada, es más, ni toca el esférico, hasta que en un tiro de esquina “x” remata de cabeza sólida y contundentemente, dándole el triunfo a su equipo…
Nuestro protagonista será el centro de atención desde el silbatazo final y hasta que arranque la siguiente jornada: Entrevistas, semblanzas, portadas, coberturas especiales, internet, radio, televisión y la prensa deportiva postrándose a sus pies: “Es un fenómeno…”, “Pide a gritos la selección nacional…”, “El nuevo Cuauhtémoc…”, “Hugo, aquí está tu sustituto…” “Una joven joya…”
Y una vez llegada la jornada siguiente, nuestro personaje será titular, sin embargo no pasará nada con él, el partido terminará con empate a cero… Entonces se le echarán encima y dirán que le falta dar el estirón, que se distrae demasiado, que estaba inflado, que nunca tuvo los arrestos necesarios, que hay qué darle tiempo, que su ascenso fue apresurado, que no es el jugador que él piensa que es y mil cosas más...
Así que lo mejor que le puede pasar a “x” es que en esa jornada surja el joven “y” y sea el “héroe” para su equipo… Así no lo destruirán, así sólo lo dejarán en el olvido…
Obituario: El PRI, viaje directo y sin escalas, rumbo a los Pinos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario