Faltan dos años para elegir a
quien sustituirá a Enrique Peña Nieto, año y medio para que los candidatos en
cuestión se acomoden en la raya de salida. Así que de aquí y hasta entonces
empezaremos a escuchar nombres y “propuestas” y promesas y planteamientos y el
cuento que nos cuentan cada vez que los políticos se interesan en nuestro invaluable
voto.
¿Quiénes quieren? Todos. El
gobernador de Chiapas -un simpatiquísimo güerito de rancho-, Eruviel con todo y
chapitas, Manlio sin su bigote –aunque jure y perjure que no, Rafael Moreno
Valle, Silvano, Ricardo Anaya –otro güero de rancho-, “El Bronco”, Gustavo
Madero, Jorge Castañeda y hasta Pedro Ferriz… ¡Já! ¡Pedro Ferriz! ¿Quién le
dijo a Pedro Ferriz? Pero bueno, ya, seamos serios, de que tiene derecho, tiene
derecho. Pero perdón, es un buen chiste.
¿Quiénes de verdad tienen
posibilidades? Muy pocos. Por supuesto Andrés Manuel López Obrador, que lleva
nada más 16 años en campaña con todo y el cerco informativo que tanto cacarea (imagínense
si no lo tuviera), Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño, Miguel Ángel
Mancera (sí, a pesar de cómo tiene a la CDMX) y mi siempre linda, agradable y guapísima Margarita Zavala. No
necesito pedirle que se aprenda estos nombres, seguramente ya los conoce y los
seguirá viendo hasta en su sopita de letras.
Más de lo mismo,
desgraciadamente. Nada nuevo. Gastarán cantidades estratosféricas, nos
inundarán de basura visual, auditiva y física y nos tratarán de convencer de
que son un sueño hecho realidad y que con la varita mágica que traen debajo de
la manga este país podrá cambiar en un tris. ¡Sí, cómo no!
Ahí están mis pronósticos,
guarden esta columna y si fallo, que la nación me lo demande…
Obituario: El asesino de
Orlando atacó por despecho. Un crimen pasional multiplicado por cincuenta.
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