Evita, la ingenua

A mi pobrecita Eva Cadena, ahora excandidata a la alcaldía de Las Choapas, allá en Veracruz, le vieron la cara de paisana, le pusieron un ocho (o sea dos cuatros) y en los dos cayó como es, redondita. Ella no sabía de qué se trataba, ella nada más agarró el dinero. Claro, bien pronto cayó en cuenta de que eso no se hace y entonces lo devolvió. “Pequé de ingenua”, dijo.

Antes de todo este hermoso numerito, Evita se presentó en un mitin en donde su sensei y guía, Andrés Manuel López Obrador le auguraba felicidad, prosperidad y triunfo. "Ya ganó aquí, desde antes (...) Eva ganó la elección pasada como diputada local, ¿o no fue así?", dijo el rayito de esperanza mientras abrazaba a la entonces candidata. Entonces alguien se le acercó al tabasqueño y le preguntó: “¿Eva Cadena es corrupta?” López Obrador se limitó a decir: "Lo que diga mi dedito", haciendo un movimiento de negación. Gracejo único y legendario desde que era jefe de gobierno. Con eso se espanta las moscas y ya, a otra cosa.

La cuestión aquí es que Evita no pudo evitar caer en desgracia. Primero la corrieron de Morena, luego tiene que defenderse de las acusaciones en su contra por recibir recursos de procedencia ilícita, además su gurú tropical ya ni el teléfono le contesta. Chale.

Dios nuestro señor dice “ayúdate, que yo te ayudaré”, sin embargo esto no aplica para Evita, quien, además de ingenua, es medio tonta. Interpuso una denuncia ante la Fiscalía General de Veracruz en contra de quien resulte responsable y "por los delitos que resulten" tras la difusión de los audiovisuales. Hasta ahí vamos bien, pero luego ¡llegó en un Mereces Benz E 350 cuyo precio es de, por lo menos, 800 mil pesos! De veras, ni cómo ayudarla.

De una cosa sí estoy seguro, jamás veremos un video donde aparezca Andrés Manuel, ¡jamás! Y no porque sea más transparente que el celofán, no. Simplemente porque él debe trabajar con tarados como doña Eva, de esos que se ensucian hasta el cuello con tal de quedar bien con su patrón. De esos que el partido puede usar y luego tirar. AMLO debe tener tentáculos así por todos lados. Él sí, de ingenuo, no tiene un pelo. 

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