Mi Lucha Villa decía: “Resulta
que ahora nada valgo para ti, después que en cuerpo y alma me he entregado a
ti. Me dejas y te vas, ya no te importo más, después
que te entregué toda mi vida, ¡mira!” Eso se debe estar diciendo a sí mismo Ricardo
Monreal, quien, después de entregarse por completo a su sensei tropical, éste
lo volteó, lo acomodó y le dio tremenda patada en el trasero. Luego entonces volteó
para otro lado y le sonrió a Claudita.
Pero
mi Richard es un hombre de convicciones, coqueto, pispireto. Por eso no faltará
quién le guiñe el ojo. Solo hay que recordar el principio, cuando se fue del
PRI y se dejó cautivar por el PRD. Sin embargo, un día dejó al sol azteca y se
enredó con el Partido del Trabajo. Como la relación no fue muy bien, se dejó
llevar por los encantos del Movimiento Ciudadano, para luego terminar en los
brazos de su amadísimo partido MORENA.
Ahora,
después del descolón arriba descrito, Ricardo tiene ofrecimientos, muchos lo
quieren y él va a vender caro su amor, ya ven que es aventurero. El PRI lo
quiere de vuelta y Monreal deshoja la margarita. Ya dijo que con el PRI no va
ni a la esquina. Lo que está en juego, dice, “es el futuro de la ciudad y de nuestra
patria. Por eso mantengo firme y abierta mi aspiración de gobernar la ciudad”. Esas son las palabras de un patriota, de un
hombre digno y congruente, de un chapulín que llora y patalea cuando las cosas
no salen como él quiere. ¿Usted le cree?
Obituario:
Paco Jémez dice que Cruz Azul no es grande… Pobre, no sabe ni dónde está
parado.
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