Hace muchos años teníamos un
amigo que se peleaba con todo mundo, salía mal con todos, le hablaba a muy
pocos y se llevaba con unos cuantos. Los demás sabíamos que el del problema era
él, era un tipo muy difícil, aunque nuestro cuate siempre dijera lo contrario,
“están en mi contra, yo no estoy mal, son ellos” … Definitivamente, saber quién
tenía la razón era muy fácil.
Algo así sucede con Andrés Manuel
López Obrador, quien es lo que en el bajo mundo se conoce como un “chango con
cuchillo”, intransigente, terco, testarudo, obstinado, paranoico, con delirio
de persecución y de grandeza, autoritario y totalitario (entre muchas otras
cosas). Él se pelea, contesta, no piensa, le raya la carrocería al que se le
atraviese, grita, reta y se exaspera fácilmente, aunque él diga que no, aunque
traiga, más a fuerza que de ganas, el armonioso discurso de “amor y paz”.
Y hace poco se le cruzaron los
empresarios, y el Peje, lindo como es, les mandó decir que el compló, que
Salinas, que son una bola de rapaces y que, de su parte, fueran y chiflaran su
flauta… Además, dijo que impiden la democracia, que confiscan instituciones,
que se sienten dueños de México, que son responsables de la tragedia nacional y
que no quieren dejar de robar…
Y luego
se peleó con el Secretario de la Defensa, bueno no, no se peleó, solamente le
mandó decir un par de cosas, que don Chava está hablando mucho, que actúe con
prudencia y que ya no opine de asuntos políticos. Citando a los clásicos: “¡cállate
chachalaca!” Nada más que da la casualidad de que esa “chachalaca” es la cabeza
de nuestro ejército, es un general de División, ahí, cualquier cosa…
Cito
nada más estos dos ejemplos, desde luego hay varios más que no tiene caso
recordar.
Y sí, así es, este tipo quiere
ser presidente de la república. Peleado con los empresarios y con el ejército.
Así, nada más. Sabrá Dios qué nos espera si llega a ganar.
No, así
no, así no se puede, un chivo en cristalería no puede gobernar este país, no,
por favor. Pero, ¿quién sabe? Quizá Andrés Manuel tenga razón y todos los demás
(con los que pelea) estén equivocados.
Obituario:
El PRI, por fin, sacudió el árbol. Parece que ya es tarde.
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