martes, 7 de octubre de 2014

Imperdonable


Los mataron y luego los desaparecieron, eran jóvenes que protestaban por las ínfimas condiciones en que estudian y, sobre todo, viven.

Y nadie fue, nadie sabe nada. Todos se echan la bolita. El alcalde de Iguala, José Luis Abarca, andaba muy contento, festejando a su esposa, bailando al ritmo de “La luz roja de San Marcos”. No supo de ningún enfrentamiento. Le comentaron que iban encapuchados y golpeando a la gente y arrebatándole los bolsos. Él, estadista de altura, como es, estuvo en comunicación constante, dando órdenes de que no cayeran en una provocación, no quería ningún golpe, ningún disparo, porque esos muchachos siempre hacen que caigan en provocación los diferentes institutos de seguridad. Después de la matanza (bueno, del baile, porque primero, lo primero), el presidente municipal desapareció, simplemente se volvió de humo.

¿Y el gobernador? Ah, pues en lo suyo. Ángel Aguirre ofreció una recompensa de un millón de pesos para quienes ayuden a localizar a los estudiantes desaparecidos. Acto seguido, aparece una fosa con 43 cuerpos torturados y calcinados, podrían ser los normalistas, pero tampoco lo sabe nadie con exactitud. La PGR atrae el caso y el presidente Peña promete justicia…

El caso es que los hechos resultan oscuros, incomprensibles y totalmente imperdonables. La barbarie sigue envolviendo a nuestro país. Las autoridades en todos los niveles demuestran ineficacia, cinismo, ingenuidad e ignorancia.

¡Sálvese quien pueda! El mal es profundo. Estamos inmersos en un ambiente insostenible donde el miedo impera y se arraiga. Nadie hace nada…

Obituario: Si Osorio Chong ni ve, ni oye a los jóvenes del IPN, malo. Si los recibe en un templete y los escucha, también. Total, que nada les embona.

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