Se le llama “caja china”, cuando
se abre, dentro de ella hay otra caja más pequeña, dentro de la cual hay una
más chiquita, y así sucesivamente, quien las está abriendo se olvida del objetivo
principal, que era saber qué diablos había en la primera cajita. Se construye
una cortina de humo pues. En política, cada caja vendría a ser una nota que
llama más la atención que la anterior y despierta la curiosidad por seguir
hasta el final. Así, un escándalo tapa al otro y cuando se desvanece se genera
uno nuevo que mantiene el interés hasta lograr el objetivo, olvidarnos del
origen.
Aquí, en México, funciona
perfecto. Podemos remontarnos decenas de años, pero no nos vamos a ir tan
lejos.
Tlataya, Caballeros templarios,
la tuta, el Chapo Guzmán, Ayotzinapa, el IPN, Angélica Rivera y su casa,
Videgaray y la suya, el dólar, la caída del petróleo, el Teletón, las marchas,
la inseguridad, la inconformidad, la incertidumbre, el desconcierto… ¡Uf! #YaMeCansé
Todo eso se olvida, cada
escándalo se diluye cuando otro se asoma a la ventana. México es como un sitcom, cada capítulo es diferente al
anterior. Y del anterior nadie se acuerda, solo sirve como contexto. Así ha
sido siempre, somos un pueblo sin memoria, por eso repetimos nuestra historia.
¡Qué triste!
Eso sí, el América es campeón,
ganó la doce, es el más grande de todo el fútbol en México, el árbitro no
influyó, es un dignísimo campeón, ódialos más, nadie mejor que las Águilas,
fantástico equipo, de época, impresionante, extraordinario, sorprendente, asombroso,
prodigioso, ¡guau!
La caja china funciona, y
funciona muy bien…
Obituario: Ya abrió la pista de
hielo en el zócalo capitalino… Hay varios que deberían irse patinando.
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