Un buen día estaba Miguel Ángel
Mancera pensando (de veras), meditando, analizando, examinando y razonando qué
es lo mejor para la ciudad que tan ejemplarmente gobierna. Y entonces ¡bingo!
Llegó a una conclusión: Instalar una rueda de la fortuna, pero no cualquier
rueda, no. Una grandota, bonita, colorida, como esa que está en Londres, junto
al río, ¿cómo se llama el río ese? ¿Támesis? Bueno, no importa, lo importante
es el bien de la Cedemequis y sus
ciudadanos…
Así que Miguelito decidió
gastarse una lana y poner su ruedota ahí junto al castillo de Chapultepec, para
que los fantasmas de don Porfirio, Carmelita, Juárez, Maximiliano, Carlota y hasta el
guardián perpetuo se divirtieran por las noches. Horas y horas de diversión garantizada. Es cierto, no tenemos al Támesis, pero desde ahí
se ve el periférico y el circuito interior, que más adelante se convierte en río Churubusco, ¿ah verdad?
Sin embargo el querido MAME no
contaba con la astucia de los vecinos, que alegando uso de suelo, impacto
ambiental y movilidad terminaron echando para atrás la rueda con todo y
fantasmas.
Pero siempre hay un plan b, y
el auditorio nacional se encuentra muy solo, qué mejor que colocar ahí la
colosal distracción. “Sí, ahí se va a ver rete bien. Ya, cerrado, ahí la
dejamos. A finales de marzo la inauguramos”.
Así, el jefe de gobierno se
quita una preocupación más, un problema menos. Este muchacho se ha convertido
en el rey de los asuntos sin importancia. Como si la ciudad no tuviera
problemas más graves, broncas de a de veras. No es necesario enumerarlas. No,
es mejor jugar a la feria, y quizá nos ganemos una ídem. Y así quiere ir al
2018, de verdad se necesita estar chiflado.
Obituario: ¡Gran partido del
alcalde de Cuernavaca! Otro que está en todo, menos en lo que debería.
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