Le llaman “City Manager” de la Miguel Hidalgo. Así, en inglés, aunque
la delegada de aquella demarcación se ufane de defender los derechos y el
desarrollo de los pueblos indígenas y las culturas milenarias, aunque vista de
huipil y maneje el léxico de cualquier verdulera de tianguis barato, con mucho
respeto a los tianguis, que son, sencillamente, hermosos.
El caso es que hace unos meses ese
“City Manager”, Arne Aus den Ruthen Haag -de origen más mexicano que las
enchiladas suizas-, decidió agarrar su camarita y poner en orden la delegación.
Comenzó con una vecina que tiraba la basura en la calle, después se fue sobre los
coches que se aparcan en la banqueta, siguió con los postes que apartan lugar
de estacionamiento, luego unos gorilas le pusieron una madriza, siguió con la
basura que los vecinos de las lomas sacan a la calle. En fin, una labor muy
loable, los Supercívicos deben estar
felices, su flamante idea ha comenzado a dar frutos.
Sin embargo, hay una ligera
diferencia entre el ciudadano de a pie que documenta en video una eventual
injusticia y mi Arne, ajá, Ruthen Haag es autoridad. Y bajo esa premisa no
tiene derecho, ni necesidad de andar grabando todas sus peripecias y transmitiéndolas
en vivo, en directo y a todo color. No señor, por eso es autoridad. El
ciudadano común se puede defender con la camarita, pero la ley no lo necesita.
Llega con la fuerza del orden y pone orden ¿no?
No, para nada, la semana
pasada, por supuesto con cámara y bajo queja vecinal, se dio a la tarea de
desalojar a unas obreras horizontales, quienes, por cierto, se le dieron a la
fuga. Arne reía y reía. Pareciera que ya lo hace por deporte, sale a
divertirse, cualquier situación parecida la juzga chistosa. Y el lente sigue
trabajando, pero ¿qué necesidad? Diría Alberto Aguilera.
No, el “City Manager” no piensa
así, ni su jefa tampoco. Hay qué exhibir a todo mundo sin el más mínimo
resquicio de tacto. Ya ven que la invitaron a una fiesta y se le hizo muy
gracioso activar el periscope. Eso sí, al jefe Diego le salió barato quitársela
de encima y no volverla a invitar a una de sus famosas tertulias.
Obituario: Kate tiene miedo del
gobierno mexicano… Y sí, con toda la razón.
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