Spotlight, ganó
el Oscar a mejor película. Basada en la investigación de un grupo de
periodistas del Boston Globe que
destapó los abusos de decenas de sacerdotes pedófilos entre 1984 y 2002 en
aquella ciudad. Al recibir el premio, Michael Sugar, productor de la cinta,
expresó que el filme le dio voz a los sobrevivientes, dijo: “Este Oscar
amplifica esa voz, lo cual esperamos se convierta en un coro que resuene y
llegue hasta el Vaticano…” Y agregó: “Papa Francisco, es hora de proteger a los
niños y restaurar la fe”.
Ajá, proteger a los niños y
restaurar la fe, pero de a de veras. No nada más hacerse tontos con discursos y
demagogia. Hace unos días, en el vuelo de regreso de Ciudad Juárez a Roma, el
Papa Francisco dijo: “Un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando
se detecta una pederastia es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es
presentar la renuncia. ¿Claro?”. Sí claro pero, ¿cuántos han presentado su
renuncia? Y aún más ¿a cuántos han corrido?
No, puro discurso. Casos
sobran, por todo el mundo, pero hablemos del más sonado: Marcial Maciel, sus
víctimas y denunciantes aseguran que era un criminal, un delincuente, un
sobornador, un manipulador de conciencias, un depredador, un destructor de los
sacramentos, sencillamente un tipo abominable, un monstruo. Y desde el Vaticano
se hizo todo para dejarlo morir tranquilamente como si nada hubiera pasado.
Sobran evidencias para documentar que Juan Pablo II tuvo conocimiento de que el
fundador de la Legión de Cristo era todo lo que dicen y mucho más, sin embargo
siempre lo protegió y hasta o encubrió. Lo cuidó como a sus ojos (saludos
Kate).
Al propio Benedicto XVI, en su
condición de encargado de la Congregación de la Doctrina de la Fe, le llegaron
los reclamos de las víctimas de Maciel. No pasó nada, quizá no le informó a
Juan Pablo II, o quizá el entonces Papa hizo caso omiso para defender a su
compadre. La virgen les habló y Ratzinger y Wojtyla fueron a ver qué diablos se
le ofrecía.
¡Qué pena! Ojalá el mensaje del
productor ganador del Oscar no se quede solamente en discurso y se tomen las
acciones que se deben tomar. Sin duda, el planeta escuchó el mensaje y el Vaticano
también. A ver si es cierto que Francisco va a arreglar el negocio. Por el bien
de los niños del mundo. El más perverso crimen es tocarlos de cualquier manera.
Y el deporte preferido de muchos sacerdotes es una enfermedad torcida que
merece el peor de los castigos.
Para decirlo en sus palabras:
Hay un Dios y la justicia divina existe. Afortunadamente este mundo es como el
súper, nadie se va sin pagar.
Eso sí, el diario oficial del
Vaticano, L’Osservatore Romano, ya se pronunció ante el discurso de Sugar. El
artículo en cuestión dice que "los niños son seres vulnerables, y por lo tanto,
víctimas privilegiadas de abuso incluso en las familias, círculos deportivos y
escuelas seculares. No todos los monstruos usan sotanas. La pedofilia no
necesariamente surge del voto de castidad".
¡Ah bueno! Ya me siento más
tranquilo.
Obituario: Ernesto Nemer trolea
al bolerito y de premio le dan Profeco… ¡Felicidades!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario