La semana pasada el senador del
panista Jorge Luis Preciado se aventó una verdadera joya, dio que “estamos
proponiendo al Senado de la República que se modifique el artículo décimo y se
permita que una persona pueda tener un arma ya no solamente en su casa sino
donde tiene su negocio y que también pueda traer arma en su auto, como
extensión de su domicilio, para su autoprotección y la de su familia”. Ah, pero
aclaró que su propuesta no significa que “en todos los carros y en todos los
negocios habrá armas, lo que estoy diciendo es que aquel que considere que
puede mejorar su seguridad teniendo un arma en su auto o en su negocio lo pueda
hacer, porque en este momento eso es delito”. Ok, senador, ya lo entendimos.
Preciado dice que no hay razón
por la cual un ciudadano no pueda autodefenderse, explica que un delincuente lo
que debe valorar es que, si va a asaltar un carro o si va a asaltar un negocio,
pues debe saber que la persona que está del otro lado tiene los mismos
elementos para persuadir de que eso no suceda. No pos sí.
De que los delincuentes son los
que deberían tener miedo, sí, de acuerdo. Pero los legisladores no pueden
echarnos la responsabilidad a nosotros los ciudadanos. “Ahí defiéndanse,
¡suerte!”. No. Los maleantes no tienen miedo, ellos chambean botados de la
risa. Si los capturan salen al poco rato. Una lana, una fianza y ya, a seguirle.
El aparato judicial nada más no funciona, las penas, los castigos, los cuerpos
policiacos, la burocracia legal. Todo es un chiste. Los delincuentes se burlan
de todos nosotros, que vivimos con miedo todos los días. Ellos deberían temblar
cada vez que salen a “trabajar”, ellos deberían ser los que se invaden de
terror cuando van a cometer sus tropelías. En otros países sí lo piensan, y
muchas veces deciden no actuar, el peso de la ley suele ser brutal. Aquí no,
aquí, como siempre, nunca pasa nada.
Así que, señor senador, búsquele
por otro lado, sígale pensando. Potéjanos, cuídenos, que para eso le pagamos.
Obituario: Ernesto Nemer quiere
gobernar el Estado de Mexico, ¿Qué no acaba de llegar a Profeco? ¡Bravo! Eso
habla de su gran compromiso con todos los mexicanos.
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