Al todavía gobernador –con
licencia- de Veracruz se le acusa de enriquecimiento ilícito, peculado e
incumplimiento del deber legal, entre otras linduras. La semana pasada decidió
ausentarse de su cargo para, según dijo, defenderse de todas las falsedades que
le han endilgado. Eso, señores, es lo que hace un hombre sensato, honesto,
honrado, íntegro y decente.
Sin embargo, el gobernador
electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, ese tremendo político y
estadista, convertido a cazador de brujas, dice tener información extraoficial,
pero fidedigna, de que el sábado pasado, trepado en un helicóptero y con ayuda
del gobernador interino, Flavino Ríos Alvarado, Javier Duarte huyó del estado.
Según el nuevo paladín de la justicia jarocha y protector del pueblo
veracruzano, don Javier se hizo de humo y no volveremos a verlo jamás, claro, hasta
que él lo capture y lo meta tras las rejas, que es donde debe estar.
Y así será, durante dos años
don Miguel Ángel será dios, hasta que llegue el siguiente candidato ganador y
le recuerde al señor Yunes que para tener la lengua larga es necesario tener
una cola corta y él, nada más no la tiene. Entonces revivirán las acusaciones
de enriquecimiento ilícito, desvío de
recursos, peculado, lavado de dinero, y
hasta pederastia. Ahí nomás.
Pero eso puede esperar, lo
importante ahorita es capturar al malhechor de moda, al maldito que dejo a
Veracruz al borde del abismo, a ese desalmado que no tuvo piedad y arrasó con
todo. Ahorita, para Yunes, lo importante es reconstruir el puerto mientras
canta aquello que reza “te pareces tanto a mí, ¡que no puedes engañarme!”
Obituario: Jorge D’Alessio se
fusiló el himno del Sevilla para cantarle a su América… ¿Y Peláez dónde está
cuando se le necesita?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario