En 1998, Ricardo quería gobernar
Zacatecas, pero el partido puso a otro candidato, así que agarró sus canicas,
su muñeca, su pelota y se fue. Ya lo valorarían en otra parte…
Ahora, fiel a su costumbre
chapulinesca (ha militado en el PRI, en el PRD, en el PT y en MORENA), este
camaleón, según la estación, vuelve a cambiar de color. Su jefe, que digo su
jefe, su amigo, su hermano, lo traicionó, prefirió darle la candidatura al
gobierno de la CDMX a una mujer y lo acomodó en el tercer lugar de una
imaginaria encuesta –digo “imaginaria” porque nadie la vio nunca-, ¡cómo se
atreve a hacerle eso! ¡Tercer lugar! ¡Debajo de un tipo que se apellida “Batres”!
Nada más le ganó –según todo este numerito- al grisáceo Mario Delgado, a quien,
por cierto, le ganaría hasta la jefa de la manzana donde vivo.
Todo lo anterior resulta un
insulto para don Ricardo, que ha hecho de su carrera política un ejemplo de
democracia, austeridad y patriotismo. Todo un ejemplo pues. “La congruencia y
la lealtad deben ser acompañadas de dignidad, y esa no tiene precio”, dijo hace
unos días. Quién sabe a qué se refiera, o a quién, pero así lo externó. Y luego
desapareció, está, otra vez, recibiendo ofertas, reflexionando. Quizá regresará
al PT, quizá le haga ojitos a Movimiento cuidadano, la cosa es seguir en la
lucha por un país mejor, por una CDMX más digna, más humana, más amable. Algo
así como una delegación Cuauhtémoc, pero en grande, ni más, ni menos. Porque él
no busca nada más que lo acomoden por ahí, que le den un cargo de consolación,
no señor, él pide autocrítica y rectificación, algo que ha hecho toda su vida.
Pero eso sí, ¡jamás le levantará
la mano a Claudia Sheinbaum! Métanse su unidad por donde les quepa. Esa espuria
no tiene la experiencia, ni las tablas de mi Ric, lo único que tiene es el
cariño del Mesías, un cariño, por cierto, robado, arrebatado. Un cariño que
tenía Monreal y que ahora le entregaron a alguien más… ¡Qué decepción, Dios
mío! Esta desilusión solo es comparable con el ridículo que hizo McGregor ante
Mayweather…
Obituario: “Ojos que te vieron
tanto y que no han vuelto a verte hasta el sol de hoy”… Un año sin Juan
Gabriel.
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