Es 21 de febrero del 2018, comienza la serie de conciertos de Luis Miguel
en el Auditorio Nacional. El “sol” está de regreso, su nuevo disco sigueen el
primer lugar de ventas, ya casi se estrena su serie biográfica, bajó de peso y
está cantando mejor que nunca. Ajá sí. Muy bien.
Es el primer concierto de la temporada. Y Micky, ya sabemos, no hace
demasiado esfuerzo, sabe que es un ídolo, está consciente de cuánto lo quieren
y cumple, así, a secas. Canta lo que debe cantar y baila un poquito, sonríe
para más de diez mil personas y entonces se viene la locura. En la ropa no se
le ve una sola arruga, en la cara ya se le aprecian varias…
El lugar está repleto, a reventar, Luis Miguel está festejando 36 años
de carrera. Su éxito es impactante…
Y es impactante porque sigue siendo lo mismo, no cambia, no hay
producción, parece un concierto de cualquier gira pasada. Del año que me digan.
Sin embargo, como la gente lo adora, el sol se da lujos que se le
permiten a muy pocos: sale a cantar muy retrasado, no cambia el repertorio, se
sigue peleando con el ingeniero y con el audífono y casi ni voltea a ver a la
gente que se está volviendo loca por verlo de cerca, oírlo cantar y verlo medio
bailar… Algunas rolas de sus primeros año, boleros y rancheras, nada del otro
mundo (eso sí, su voz es extraordinaria, es un gran cantante). No se ve
entusiasmado, más bien está como aburrido, aunque a veces como que se contagia
de los gritos y la euforia de la gente que no para de adularlo… Once músicos,
una corista y trece mariachis son suficientes para complacer a un público muy
poco exigente.
"Gracias por estar conmigo, es un placer y gracias por acompañarme
en estos 36 años de carrera, donde me han brindado su cariño". Ajá, no dice
nada más.
Pero a los fans no les importa, le aplauden todo, bailan, cantan,
gritan… Luis Miguel es una estrella, tiene muchísimo talento y carisma, pero se
encuentra en una zona de confort que la da para tirar la hueva de manera muy
descarada. Pero ¿a quién le importa? Mientras le paguen un millón de dólares
por presentación y siga llenando el Auditorio más de quince veces lo demás sale sobrando ¿o no?
Obituario:
Cuauhtémoc Blanco será gobernador de Morelos. Y todos nos volvimos locos.
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