martes, 20 de febrero de 2018

Carrusel



A ver, Germán Martínez Cázares fue un gran artífice para que Felipe Calderón ganara la presidencia en el año 2006, hay quien diría que ayudó a robarse la silla, ayudó al usurpador. Después de eso fue parte del gabinete del espurio para luego dirigir al partido blanquiazul durante un par de años. Y ahora resulta que a este santo señor (“santo” porque ya lo perdonó el mesías) ya se le olvidó todo lo que alguna vez dijo en contra del tabasqueño hace doce años, toda la suciedad que ambos se tiraron y toda la bola de insultos y agravios que volaron de lado a lado en aquella ocasión. 

Pero es cosa del pasado, lo importante es mirar hacia adelante y ver por el bien del país, “Yo hablé con López Obrador sobre el 2006; él no tiene los ojos en la nuca, su fuerte no es la venganza. Él conoce mi postura sobre todos los temas y no me puso ninguna condición; no tengo ningún acuerdo bajo la mesa con él. Le pido a la gente que no le tenga miedo, que no tenga dudas. Soy de los que con orgullo y con la frente en alto va a entregar volantes de López Obrador porque quiero que sea presidente.  No me voy a afiliar a Morena. Voy a apoyar lo que ordenen López Obrador y Tatiana Clouthier. Estoy listo para hacer campaña. Con él hay un mejor mañana”. Y sí, hay un mejor mañana, para él, que ahora va a ser senador. Así, como lo leen.

Pero no es el único, ya ven, Miguel Ángel Mancera, así, como no queriendo, irá al senado por el PAN, la simpatiquísima Xóchitl Gálvez por el PRD, Napoleón Gómez Urrutia por MORENA… ¡Napoleón Gómez Urrutia! (ya con la bendición del ser supremo), Ricardo Monreal no estaba interesado en un puesto público, apenas en noviembre pasado, antes de dejar la delegación Cuauhtémoc, muy seguro de sus palabras, sostenía: “Nada de cargos, ni puestos en el gobierno, ni cargos en el partido. No voy hacer nada, voy a leer, a escribir y a leer mucho, me voy a dedicar a mi despacho o ser catedrático”. Pero el canto de las sirenas es demasiado bello como para esconderse atrás de los entretenidos libros, mejor salir del retiro y cambiar al país vía San Andrés. Al fin que para todos hay.

Mientras, el ciudadano de a pie sigue mirando cómo toda esta sarta de distinguidos mexicanos sigue paseándose en el carrusel de la política nacional. Son los mismos en diferentes caballitos, repartiéndose el pastel. Todos tienen plato y cuchara. ¿Y nosotros? ¡Bien, gracias! Nosotros ya nos mareamos de ver que dan vueltas y vueltas y nada más no se bajan. ¿Y cómo para qué? Si allá arriba la cosa está bien divertida.

Obituario: Mi gordo Del Toro también ganó el Bafta, nada más le falta el Oscar.

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