No hay envidia “de la buena”,
la envidia es envidia y es mala, es pecado capital. Está catalogado entre los
siete más feos. Y en México somos envidiosos, los mexicanos somos así, nos
vamos a ir al infierno todos. Si nuestro vecino está fregado, lo queremos ver
más fregado. Y si está tirado, pues que se revuelque. Si se compró un coche,
“ya con cualquier cosa te dan un coche”. Si tiene un buen trabajo “tuvo
suerte”. Si su novia es muy guapa “él es un pendejo”. Si es suplente con el
Real Madrid “¡qué güeva ser banca, de ahí no va a pasar!”
La teoría de los cangrejos que
tanto alega Hugo Sánchez, desgraciadamente, es cierta. ¿Cuántos de nosotros nos
moriríamos tan solo por ver entrenar al mejor equipo del mundo? Nada más por
viajar a Madrid y asomarnos al entrenamiento. A esa práctica, donde una de las
figuras, al menos el día de hoy, se llama Javier, se apellida Hernández y le
dicen “Chicharito”. Pero no hay qué externarlo, hay qué decir que lo que le
está sucediendo es producto de la diosa fortuna, está ahí, anotando goles
importantes, porque Benzemá se lesionó, o porque todos están coludidos para
crear una cortina de humo que haga que nos olvidemos de Ayotzinapa, de
Tlatlaya, de la casa blanca y hasta de Alondra…
Es más fácil ser historiador
que profeta, y hoy muchos demandan su fracaso porque es una verdadera deshonra estar
en la banca del mejor equipo del planeta. ¡Ay Javier! ¿Cómo se te ocurre tener
la mentalidad que tienes? ¿Cómo se te ocurre no darte por vencido? ¿Cómo se te
ocurre llegar hasta donde has llegado?
Roberto Gómez Bolaños (otro
que, nos guste o no, disfrutó las mieles del triunfo) le escribió un pensamiento
hace años a Hugo Sánchez: “¡Hugo, ten cuidado! Oculta, si te es posible, que
cometiste el horrible delito de haber triunfado. ¿Por qué glosar tu pecado, de
forma tan insolente, sabiendo perfectamente, que en este país
bendito, destacar es un delito que no perdona la gente?”
¡Qué triste! Este país necesita
estar debajo del agua o de los escombros para que nos dignemos a ayudar al
prójimo, de otra forma te quieren ver triste, tirado, derrotado, jodido,
madreado y sin ningún futuro.
Obituario: “¡Voten por el PRD!”
Dijo el candidato del PSD, Cuauhtémoc Blanco. Definitivamente, en tierra de
ciegos el tuerto es rey.
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