Irle a Cruz azul es estar un
poco zafado, Cruz Azul, desde hace por lo menos 35 años, es el "ya
merito", siempre está presente, es protagonista del torneo, se arma con
jugadores caros, desembolsan grandes cantidades, traen directores técnicos que
han triunfado en otro lado, levantan ilusiones, forjan esperanzas, crean
sueños, pero al final, siempre es lo mismo.
Soy seguidor de Cruz Azul porque cuando era niño era el club que ganaba siempre
y esa es razón suficiente para que un niño se enamore de un equipo. Eso me pasó
con Cruz Azul. Pero conforme fue pasando el tiempo, la “máquina celeste” se
convirtió en una máquina de la fatalidad. Un buen día Miguel Marín se retiró y
se llevó con él la grandeza de este club. Cuando, a principios de 1980, se fue,
se llevó con él los triunfos y todas las alegrías. O tal vez en los 70's
ganaron tanto que se gastaron las victorias.
Guardaron una para el invierno del '97, pero fue nada más como para poder
respirar...
Por la banca de Cruz Azul han pasado técnicos muy calificados, históricos en
nuestro fútbol. ¿Le suenan los nombres de Manuel Lapuente, Mario Velarde, Nacho
Prieto, Sergio Markarian, Nelson Acosta, Víctor M. Vucetich, Mario Carrillo,
Rubén O. Romano, José Luis Trejo, Memo Vázquez y un largo etcétera? Eso, sin
contar a Don Enrique Meza y Luis Fernando Tena que han dirigido al equipo hasta
en tres ocasiones cada uno. ¡Tres veces! Eso es terquedad, no sé de qué parte,
pero es terquedad.
Y el aficionado sufre, me consta, mucha gente me ha visto llorar por las
derrotas azules, es un llanto amargo, de impotencia, un llanto que duele, que
cala, es un llanto que no se puede explicar. Las derrotas duelen, pero habemos
gente que queremos demasiado al equipo, habemos gente a la que el grito de
¡azul, azul, azul! nos pone la carne chinita, queremos triunfos, queremos un
equipo ganador y por eso le perdonamos todo.
No me voy a poner aquí a culpar a nadie, ni a repartir responsabilidades, ni
voy a decir que la institución es ejemplar, que les pagan a tiempo a sus
jugadores, que la cooperativa es una empresa impecable, que el equipo goza de
un ambiente e instalaciones inmejorables, que la "grandeza del club
obliga", que desde que murió don Guillermo las cosas no salen, que
"fuera Billy", que es un equipo sin alma, que no luchan, que no se
entregan, que no corren, que contratan vedettes que nomás caminan en la cancha.
No, nada de eso voy a decir.
Pero sí voy a decir que ya es demasiado tiempo de la mano de la fatalidad, Cruz
Azul se pone cerca, mira a la fortuna a la cara, la mira fijo, le coquetea y
luego se voltea para otro lado porque le gusta más el infortunio. En el '81 le
ganaron 1-0 a los Pumas el partido de ida, después cayeron 4-1 en C.U. En el
'87 las Chivas le pasaron por encima, en el '89 contra el América fue la final
más sufrida (hasta ese momento). En el '95 el Necaxa llegó en calidad de
víctima. No se olvida el gol de Glaria con los güevos en el '99. En el 2008
Santos se llevó la ida y con eso tuvo. En el mismo año con Toluca y los penales
casi nos da un infarto. En el 2009 el primer tiempo en el Tec de Monterrey era
sumamente prometedor... Y del 26 de mayo del 2013 mejor ni hablamos. Eso sí que
fue una pesadilla cuyo efecto no se va a diluir jamás…
Así vive Cruz Azul, sin mencionar que en el 2001 viajó a Buenos Aires y le ganó
a Boca en su casa, claro, luego vinieron los penales y se acabó la historia
(pero el público argentino les aplaudió de pie, como si eso fuera consuelo).
Cruz Azul es grande, pero se está gastando su grandeza. No sé si dentro de
cuarenta años sea como el Atlante y el Necaxa, que "fueron", que
llenaban estadios, que levantaba pasiones, pero que algo le pasó y tuvieron que
cambiar de sede, que dejaron botados a los seguidores fieles que aún les
quedaban.
Espero que no llegue el día en
que mi hija me diga: papá ¿de veras había gente que le iba a Cruz Azul?
Sé que muchos seguidores se han ido, que hay gente que ya se cansó, se hartó,
no pudo más. Yo no, yo soy terco, soy necio, soy aferrado y, como dijo Bronco
"tengo tantas cicatrices en el alma, que aunque quieras lastimarme no
podrás, tengo tantas cicatrices en el alma, que no queda donde dar un golpe
más..." Yo, como dijo Sergio Andrade, sé que "siempre vendrán tiempos
mejores..."
Firmemente espero que no tarde el día en que a Cruz Azul comiencen a llegarle
los triunfos, que la grandeza florezca y las victorias se repitan, lo espero de
veras, ojalá suceda pronto y este club tan querido deje de caminar de la mano
de la fatalidad.
Los que perdemos, como siempre,
somos nosotros, los que aguantamos la burla, los que seguimos apoyando, los que
compramos un boleto y nos ponemos una camiseta. A todos nosotros -que somos
millones- nos llevan entre las patas con sus estupideces.
Los aficionados deberíamos
hacer algo, no tengo idea qué, pero algo. No puede ser. Ya no.
Yo sigo siendo azul y estoy como doña Ofelia Guilmain, "muerto por dentro,
pero de pie, como un árbol".
Obituario: Ana Guevara pidiendo
el voto para el PRI en Sonora. Lo dicho, nos están llevando al despeñadero…