Aclaración:
Esta columna no incluye los típicos lugares comunes que he leído en todos
lados. Que si bajó al infierno y que el inframundo y que de la mano de Dante y
que no sé qué, nada más porque el tipo tuvo a bien llamarse “Virgilio”.
Mi Virgilio, responsable, sagaz, comprometido, lúcido y muy
avispado –como es, pues− terminó la tarea. Le habían encargado que investigara
si había conflicto de interés en las jodidas casitas esas de dos pesos que
compraron la preciosa y muy distinguida primera dama y el secretario de
hacienda, don Luis. La conclusión fue que no, no hubo conflicto. No hay nada,
todo bien. Punto final, ya, dejen de ladrar perros, que estamos avanzando…
¡Esos son amigos y no pedazos! Ya lo dijo Len Wein, “El verdadero amigo es aquél que está a tu lado
cuando preferiría estar en otra parte”. Y ése, ése, señores, es mi Virgilio…
Sin embrago, el señor
presidente salió a ofrecer una disculpa, misma que nadie le pidió. Peña Nieto dijo
que la auditoría de la Secretaría de la Función Pública demostró que él y su
esposa actuaron “apegados a la ley”, pero ofreció una disculpa pública por
actuar de una manera que generó desconfianza en gran parte de los mexicanos…
¡N’ombre Quique, ni te preocupes bro, no pasa nada! Eso sí, Excusatio non
petita, accusatio manifesta. O como vaya.
Ahora, ¿de verdad había por ahí
algún ingenuo que pensara que Virgilio iba a encontrar algo? La realidad es que
no necesitaba ni buscar, toda la información está ahí, a la mano, en algún
escritorio, solo le hubiera hecho falta pedirla. Pero no, no le pagan para eso,
al contrario. Su deber es agarrar su escoba y su recogedor, levantar la
alfombra y meter toda la basura debajo del tapetito. Y él, responsable, sagaz,
comprometido, lúcido, muy avispado y con sus caireles de niño bueno –como es,
pues− terminó la tarea. ¡Muy bien amiguito! Seguro se ganó una estrellita en la
frente.
Lo preocupante aquí es que la
clase gobernante sigue pensando que somos imbéciles. Y lo peor es que sí nos
comportamos como imbéciles, porque se ríen de nosotros a todas horas y en cada
momento. Y todavía salen a pedir disculpas. Chale.
Obituario: Elba Esther quiere
salir de la cárcel, de veras, no se piensa escapar… ¿Y los demás presos de más
de 70? Ah, pues muy fácil: ¡que se jodan!