Imagínese: usted va manejando
su coche y se encuentra en cualquiera de las siguientes situaciones:
Excede los límites de
velocidad, ajá, esos que nadie respeta. Maneja con el celular en la mano y
parece romano de la antigüedad. Invade un paso peatonal y no deja pasar a los
Baetles. Se estaciona en lugares para discapacitados, así como hacen muchos que
son solapados por los lavacoches o por los oficiales de seguridad privada.
Transita por zonas escolares y no reduce su velocidad, como si fuera posible
pasar por esas preciosas zonas. Usa el claxon para un fin diferente de su
función o provoca ruido excesivo con el motor (sí, yo puse la misma cara que
usted).
¡Hágame usted el favor! O sea
que vamos a quedar al siempre acertado criterio de los oficiales de tránsito.
Esos que hacen de un semáforo una fiesta. Esos que tienen la cultura y la
educación de los caballeros ingleses. Dios nos agarre confesados, quiero
llorar.
Con este nuevo reglamento que,
curiosamente, entra en vigor el 16 de diciembre de este año, no podrá usted
decir ni “pío”. Las multas aumentaron y la corrupción estará corregida y
aumentada. Si al oficial se le ocurre que está usted haciendo mucho ruido con
el motor y/o el claxon podrá correr hasta su vehículo y propinarle una bonita
sanción de 699 pesos…
−¡No
oficial! ¿Cómo que ruido excesivo?
−Sí, mi
cuate, está usted atentando contra los oídos de todos los demás ciudadanos. Hay
que acatar el reglamento.
−Chale,
no me chingue poli.
−¡Cómo
que “no me chingue”! ¡Otros 2097 pesos de multa por insultarme!
−¡Pero
“no me chingue” no es insulto!
−Claro
que sí, el reglamento es muy claro y la multa aplica si insulta, denigra o
golpea a un policía de tránsito. Y usted me insultó re gacho… ¡Jálele! O bueno,
quizá nos podemos arreglar, pero ya no es como antes amigo. Ahora sí se puso
más cabrón…
¡Gracias Miguel Ángel! Tan
lindo como siempre…
¡Ah! Y si usted conduce un
microbús ya no podrá subir o bajar pasaje en el segundo o tercer carril… ¡Já!
Eso sí que es gracioso.
Obituario: Detuvieron en
Tlatelolco a tres asaltantes de 9, 11 y 13 años… Los papás exigen su libertad.
Dicen que violaron los derechos de los niños. Ya no entendí.
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