El gobernador electo de Nuevo
León, Jaime Rodríguez Calderón invitó ayer a Andrés Manuel López Obrador a
renunciar a los 120 millones de pesos que recibirá el partido Morena este año,
como una lección de patriotismo para los mexicanos… ¡Tómala!
“El Bronco” (a ver si no le
quitan el apodo, como a mi Lupe Esparza) en su misiva, le pregunta al mesías
tropical si “ha considerado continuar en esta lucha democrática, pero sin el
uso de los recursos públicos que reciben los partidos”.
¿O sea cómo? ¿Devolver la lana
nada más así como así? Vamos por partes:
“Ésta no es la lucha del quítate
tú porque quiero yo, no nos mueve la ambición del poder por el poder, ni la
ambición al dinero, lo que queremos es transformar a México. Ése es el objetivo
que tenemos, eso es lo verdaderamente importante, no los cargos”, dijo mi Peje
cuando fundó su Morena.
Ajá. Sus palabras suenan
sinceras, comprometidas, llenas de credibilidad. Pero, sobre todo, frescas, muy
frescas.
Hasta donde sé, el señor López
Obrador no trabaja. No tiene ninguna labor remunerada. Ya sé que sus seguidores
dirán que su labor es “defender a la patria de la mafia en el poder que quiere
arrebatarnos la soberanía y los recursos y nuestras libertades y se quieren
quedar con el país entero y bla, bla, bla…”
Porque desde que dejó el
gobierno capitalino no sabemos de qué vive don Andrés. De algo debe sostenerse
¿no? Digo, mantener por lo menos cuatro casas no es cosa menor. En una vive con
los hijos de su primer matrimonio, en otra, mucho más lujosa, con su nueva
esposa y su otro hijo, también tiene un condominio horizontal de lujo en Villahermosa
y otra en un rancho, en su natal Macuspana. Y ya no hablemos de los gastos de
sus hijos, las escuelas y las camionetas de lujo. No, eso no cuesta.
Él ha dicho que recibe
donativos y que la ayuda de la gente que lo ama y que cree en sus nobles
ideales le da para vivir.
Por lo pronto, con su Morena tiene una preciosa comodidad que ya quisiera
cualquiera… Todos nosotros, con nuestros impuestos, le vamos a completar sus 120
millones de pesos (por año) para que él continúe manteniendo su cínica necedad.
A nadar de muertito por el resto de la vida. En fin, AMLO, ese mexicano
“brillante” que pasó de líder a líder perpetuo, y de ahí a propietario privado
de los destinos de millones de fuerzas vivas en un asombroso acto de
prestidigitación democrática… ¡Bravo por él! Eso es lo que este país, con todas
sus broncas, necesita.
¿Devolver 120 millones de pesos
a los ciudadanos (por año), sería una gran lección de patriotismo ante los ojos
de los mexicanos? ¡Por Dios Jaime! ¡Tú estás chiflado!
Obituario: “Lo que pasa en la
Narvarte, se queda en la Narvarte”. Palabras sabias del gobernador Duarte
(salió verso sin esfuerzo).
ahora si mi Charly, le atinó al Peje...
ResponderBorrarahora si le atinó...
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