En su spot, que por cierto se repite
más que una corbata de Godinez, Ricardo Anaya reza que: “México no va por el
camino correcto. Está herido por la violencia, manchado por la corrupción. Detenido
por la economía. Necesitamos cambiar el rumbo, con nuevas ideas. Aumentemos el
salario mínimo, es lo justo. Metamos a los corruptos a la cárcel, con el nuevo
sistema anticorrupción. Cambiemos el rumbo, con nuevas ideas. ¡Y que nadie nos
diga que no se puede, claro que podemos! ¿A poco no?”
No, pos sí. ¿Y el partido que
hoy dirige no tiene gran parte de la culpa de que eso este pasando? ¿Por qué,
del 2000 al 2012 no cambiaron el rumbo? ¿No fue mi Felipe Calderón quien desató
la rimbombante, pero tristemente célebre guerra contra el narco? ¿Y los servidores
públicos que se han enriquecido a causa del erario? ¿Cuánto panistas irían a la
cárcel? ¿Con cuáles nuevas ideas querrá cambiar el rumbo? Sólo él sabe.
Eso sí, el tipo es simpático,
gris, pero simpático. Pinche, pero parejo. Ni él se debe creer todas las
idioteces que vomita. Mi Peje, por ejemplo, tiene su speech bien estudiadito,
además está perfectamente convencido de todas esas estupideces que reza cada
que tiene oportunidad. Ricardo no.
Yo no sé usted, pero yo lo veo
ahí, en la presidencia de PAN, más a fuerza que de ganas. Como que no quiere
quesito, sino salir de la ratonera. Pero ni modo, chamba es chamba y a la
chuleta se le corretea. Ya estará más tranquilo cuando a Maderito se le ocurra
poner a descansar a tan simpática marioneta.
Obituario: “El gobierno me
quiere destrozar”. Ajá Kate, como sea, nada más dinos ¿cómo por qué?