Kate del Castillo enloqueció y
se olvidó de la delgada, pero brutal línea que separa la realidad de la
ficción. Teresa Mendoza, su güero y su gallego y Oleg y don Epifanio viven en
una novela de Arturo Pérez Reverte. Son fantasía. Pero mi Kate de verdad se
creyó que podía dejar de lado todo eso y hacer negocios y proyectos con el criminal
más buscado del mundo.
El imbécil de Sean Penn nada
más dizque lo entrevistó, y eso no tiene ninguna relevancia. Se creyó reportero
y escribió una crónica con las nalgas. Como periodista es excelente actor, sin
duda. Y el capo no le dio la menor importancia ni al ganador del Oscar ni a los
estúpidos editores de Rolling Stone…
Pero a ella, a ella la iba a cuidar más que a sus ojos (porque sus ojos la
vieron), para él ella es lo mejor de este mundo. Una buchona muy especial. Un trofeo de poca madre. La muchachita más guapa. La actriz le iba a
producir una película biográfica, con una buena lana de por medio, por supuesto,
porque no creo que lo fuera a hacer por su linda cara (la de él). Y eso, mi
estimada Kate, es hacer negocios con los malos, y no está bien, es delito. Por
eso, querida, te están investigando.
Desde las pantallas y los
foros, el mundillo del crimen le resultó fascinante a Del Castillo, pero nada
más que esta vez se metió al mundo real, al de a de veras, al que no se graba
en un set. En éste hay muertos y envenenados y secuestrados y desaparecidos
todos los días. Éste le cuesta la vida a miles de personas al año. Éste lleva
una dosis de salvajismo tremenda. Y ese señor, con el que se toma un tequila
tan a gusto, es el principal responsable de toda esa maldad. ¿Seguirá creyendo
en él más que en cualquier otra cosa después del problemón en el que está
metida?
Los vampiros necesitan una
invitación para entrar en nuestras vidas, si no los invitamos se siguen de
largo. Kate le abrió la puerta al monstruo y lo invitó a pasar. Le agradeció. Entonces
se sintió segura, protegida por primera vez, se ilusionó de verlo a los ojos,
se emocionó, no dormía, sólo pensaba y pensaba. Pero luego se dio cuenta de que
la tenían bien pinchada y que las
autoridades querían que los llevara hasta él. Ella no lo quería arriesgar, era
demasiado peligroso...
Teresa Mendoza vivió su vida en
552 páginas, Kate ya se dio cuenta de que la suya no es una novela… Fin de la
historia (por el momento).
Obituario: Mi Leo, ese Oscar ya
no te lo quita nadie…
Primero debe usted probar que ELLA iba a producir la película, hasta donde se puede leer en la filtracion de las conversaciones obtenidas ilegalmente (no hay una orden judicial, y peor aún, filtradas al poco-oficio de Carlos Marín de forma aún mas falta de ética), sólo sirvió de contacto para la entrevista, no hay NADA que diga que eso iba a suceder, así que, sujetese a los hechos, la especulación es propia de los rookies/noobies/chafas de la PGR (incluyendo a la procudarora, títere de la TV), y se nota que es usted hombre, yo no lo soy, pero una mujer me lo explicó, cuando Kate decía "me mueve que me digas que me vas a cuidar" está diciendo que "me incomoda lo que dices", debería usted consultar primero a una mujer y no emitir juicios rápidos (por decir lo menos), sigamos con objetividad la historia (del inglés history, y no story), que como le dije, la especulación es propia de otra oficina que la usa para justificar su presupuesto.
ResponderBorrarPor cierto, ahí le encargo le dé una leída, no le caería -nada- mal.
ResponderBorrarhttps://t.co/nD9JZUox6s