Este 5 de junio, en nuestra
querida Ciudad de México, habrá que acudir a las urnas para elegir a aquellos
distinguidos mexicanos que elaborarán la nueva constitución política que regirá
los destinos de esta capital. ¡Qué bonito, qué emoción!
Ajá y ¿quiénes son los
candidatos? ¿O de dónde los sacaron? ¿A cuántos hay que elegir o por cuántos
podemos votar? ¿Son puros independientes o también participan los partidos?
¿Qué no los distinguidos y brillantes intelectuales de izquierda Rulo y Sopitas
ya estaban encargándose de eso? Pues no, la verdad no lo sé. Y estoy seguro que
usted, querido lector, tampoco.
Porque así se las gastan, la campaña
que han llevado a cabo nuestras lindísimas autoridades es confusa, aburrida y,
además, carece de la más necesaria información. No es cosa menor, pero vamos a
olvidarnos de eso y centremos nuestra atención en la boleta en la que vamos a ejecutar
nuestro valioso voto.
En el mencionado documento aparecen
(por supuesto) los logos de los partidos políticos junto a los nombres de los
candidatos independientes, quienes además ostentan un número de registro que
les asignó el Instituto Nacional Electoral. El diseño de la boleta nos va a
confundir a todos. Va a generar sorpresa y desconcierto en la ciudadanía, lo
que va a derivar en muchísimos votos nulos. Mire usted, es una boleta doblada a
la mitad, del lado izquierdo habrá un recuadro y un renglón para escribir el
nombre del candidato independiente de su preferencia y del lado derecho estarán
los recuadros de los nueve partidos políticos que van a participar. ¿Está
claro? No, claro que no. Parecería que
es posible elegir a dos, o a tres. No. Usted no puede votar tanto por un
independiente como por un partido político al mismo tiempo. Si hace eso, ese
voto ya se anuló. Y si quiere votar por su candidato independiente debe
escribir sobre la línea el nombre en cuestión y en el cuadrito deberá poner el
número que tiene en la lista que viene del otro lado. ¿Ya entendió? Yo tampoco.
Pero no se preocupe, tampoco habrá nadie que nos lo pueda aclarar. Si quiere y
tiene ganas, ánimo y paciencia rásquese con sus uñas, investigue usted mismo cómo
va la cosa y ¡viva México!
En fin, solo espero que con los
poquitos votos que no se anulen esta asamblea constituyente quede conformada de
la mejor manera posible, con los mejores elementos que estén a la mano. Estamos
en las manos de Dios… y (desafortunadamente) de Mancera.
¡Perdóname Katia, de verdad
quería votar por ti!
Obituario: Que el árbitro
acuchilló al América, que siempre pasa… Por Dios, échense un clavado a la
historia.
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