¿Cuántos colores de taxis recuerda?
Hago la pregunta porque yo he visto verdes, cafés, amarillos, blancos, con
cuadritos rojos y hasta rosas.
En la ciudad de Nueva York, por
ejemplo, los taxis son amarillos, siempre amarillos y se acabó. ¡Ah, perdón! No
estamos en Nueva York. Aquí vivimos a expensas del ingenio y la creatividad de
unas cuantas personas a las que se les antoja dejarnos tarea y echarle más
piedritas a nuestra mochila. Al fin casi no tenemos en que gastar nuestro
dinero.
Por eso, ahora los automóviles
de transporte para servicio público van a ser blancos con un fiusha precioso
(rosa pantone 226C, para ser exactos). ¡Ay no, se van a ver divinos! Un acierto
más del jefe de gobierno capitalino. Todos los taxis de la ciudad tendrán que
cumplir con unas cuantas especificaciones para renovar la pintura de su unidad.
Un taxista tipo vive al día, y
quizá maneja un auto porque carece de oportunidades, o porque no ha podido
encontrar otro empleo, o porque no sabe hacer otra cosa. Seguro saca “la
cuenta” y se queda con una lana para solventar los gastos de la familia. Pues
aparte de todas las preocupaciones que seguro ya tiene, ahora se le suma el
tener que pintar su coche para que luzca de acuerdo a las ocurrencias de la
Secretaría de Movilidad (de veras, así se llama).
Mientras, el caos vial, el
ambulantaje, la inseguridad, el desempleo, el deterioro del metro, los baches, hoyos
en todas las calles, las inundaciones, los
inoperantes segundos pisos y mil problemas que aquejan a esta gran urbe no son
ni siquiera volteados a ver. No. Usted pinte su taxi, gástese una buena lana,
déjelo bonito, así tendrá más pasaje y dará un mejor servicio. Y vaya juntando
su lana, porque en el 2018 vendrá otro jefe de gobierno y seguramente usted
tendrá que cambiar el color de su taxi otra vez.
Obituario: Segundo informe de
gobierno, el país avanza… ¡Ay ajá!
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