Tomó posesión e inmediatamente
organizó una cabalgata con 700 lambiscones. Y ahí iban, echándole porras y
gritándole loas al héroe ensombrerado. Quesque rescatando las tradiciones (¿?).
Había qué escoltar al nuevo gobernador. Ese ágil jinete de botas, chaleco de
piel, cinturón piteado, bandera mexicana y una boca llena de demagogia.
Jaime Rodríguez quiere emular a
Vicente Fox y, por lo menos, como candidato, es igual de echador, payaso,
melómano, excéntrico y ridículo…
Pero ya llegó la hora de
gobernar don Jaime. A partir del domingo pasado a los regios ya no les sirven
las promesas. Toda esa tira de sandeces en forma de promesas y propuestas se
tienen que volver realidad. Tirar mierda en el ventilador es bien fácil. ¡Embárrense
todos, que cuando gane yo voy a limpiar!
Res, non verba. O lo que es lo
mismo No sea payaso, mister Bronco. El flamante nuevo mandatario le puso un
letrero a la silla del ex gobernador Rodrigo Medina que dice “Peligro, no
sentarse… Esta silla enferma de poder y egolatría”, la sacó de la oficina y la
va a mandar a un museo, junto con el escritorio, porque, según él, “el
escritorio separa, divide, y nosotros vamos a ser un gobierno que trabaje con
la gente”. De veras, ¿no les parece una estupidez?
Pero en fin, ojalá me calle la
boca y convierta en realidad todas las sandeces que lo llevaron hasta donde
está. Gobierne usted jinete, no se monte en la ambición. Al tiempo.
Obituario: Giovani no estará
contra Estados Unidos… ¡Oh, Dios, oh!
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