Ese Jorge Bergoglio me cae
bien. No tiene la cara de viejito buena onda que tenía Karol, ni tampoco el
rostro siniestro y amargo de Ratzinger. No, éste es más político, más
diplomático, más astuto, más inteligente
y mucho más “vendedor”. Eso, es un gran vendedor. Los bonos en la iglesia
estaban bajando de forma alarmante. Por eso Jorge agarró las riendas y empezó a
enderezar la piedra que nuestro Señor le encargó a Simón…
Francisco habla y acusa y dice
que todo se va a resolver. Y luego pide perdón cuando cree que debe hacerlo.
Muestra humildad, casi, casi viaja en metro. No es ostentoso. Se pone zapatos
porque el contrato se lo exige, pero si por él fuera andaría a raíz. El “Papa
de los pobres” no usa capa de
terciopelo, ni bendice, al contrario, pide que la gente lo bendiga a él.
Insisto, es un gran vendedor. Y al cliente eso le gusta. Al cliente, lo que
pida.
El domingo pasado estuvo en
Filadelfia. Y se aventó un discurso precioso, con una técnica impecable y una
estrategia encantadora. Dijo: “continúa abrumándome la vergüenza de que
personas que tenían a su cargo el tierno cuidado de esos pequeños les violaran
y les causaran graves daños. Lo lamento profundamente. Dios llora”. Y remató
diciendo: “Los crímenes y pecados de los abusos sexuales contra menores no
pueden ser mantenidos en secreto por más tiempo. Me comprometo a la celosa
vigilancia de la Iglesia para proteger a los menores y prometo que todos los
responsables rendirán cuentas”. ¡Bravo! ¡Qué cosa más conmovedora.
Ahora sólo nos resta sentarnos
a esperar los resultados. En muy poco tiempo seremos testigos de cómo las
cárceles de todo el mundo se llenan de curas pedófilos. Francisco sabe lo que
dice y cumplirá al cien por ciento. La piedra será sacudida. El Papa no vende
humo, ni espejitos. Allá, a las puertas del paraíso, con su llavero celestial,
Pedro se siente orgulloso de Paquito. Y Og Mandino también.
Obituario: Edgar Valdez Villarreal,
“la Barbie” ya se fue, extraditado, a Estados Unidos… A ver si se sigue riendo.
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