Ya viene el nuevo reglamento de
tránsito en la Ciudad de México. Entra en vigor el próximo 15 de diciembre. Será
una maravilla, nos van a agarrar por todos lados, cuando menos lo imagine, cuando
menos se lo espere. Con fotos, con videos, con oficiales de tránsito, hasta por
tocar el claxon de forma inadecuada nos van a multar. Vamos a estar muy vigiladitos,
no se les va a escapar nada, ni nadie Aquello será la locura. Las arcas del GDF
se van a desparramar…
Y está bien, de alguna manera
hay que educar al automovilista que no respeta sexo, religión, ni posición
social. La falta de cultura cívica en este país es por demás evidente, no
necesito describirlo.
Pero ¿quién va a ponerle multas
a los oficiales que estacionan sus patrullas en doble fila, o en lugares
prohibidos? ¿Y las grúas? ¿Y cuando van hablando por teléfono? ¿Y a los que
están jugando con los semáforos? ¿Y cuando están desayunando mientras se crean
preciosos nudos en los cruceros? ¿Y los semáforos descompuestos? ¿Y las horas
recorridas en trayectos de minutos? ¿Y la eternidad atorados en el tráfico causado
por las inundaciones? ¿Quién va a pagar por los baches? ¿Y las obras que
disminuyen u obstruyen el tránsito?
¿Quién va a pagar esas multas?
Porque hay qué ser parejos ¿no? Pagamos impuestos y multas para verlos
reflejados en una mejor ciudad. Y esta ciudad nada más no mejora, al menos yo
no veo por dónde. Así no se vale Miguel Ángel. Así no.
Mientras tanto, agárrese bien
de su volante, ponga musiquita, relájese y récele a su Santo favorito, porque,
en cuestiones viales, la Ciudad de México se va a convertir en la casa del
jabonero…
Obituario: Ricardo Peláez se
queja de que le dijeron “simio” a Darwin… Mi Richard, ¡qué rápido te olvidaste
de Sambulá!
El reglamento de tránsito que venden en los cemaforeos son originales? O donde lo compró. Para saber mi derecho y obligacion
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