Martes 15 de diciembre, 8:00 am, la
Ciudad de México luce como siempre, ¡hasta el queque de tráfico! Sin embargo
hoy los automovilistas están muy calmados, los claxons muy callados y los
peatones muy educados. A esa hora no se puede correr en periférico, ni en ninguna
otra vía “rápida”, pero más tarde sí. Pues no, durante todo el día todo mundo
iba a menos de ochenta. No hubo nudos, los oficiales estaban muy solícitos,
todo muy lindo. Parecía un lugar diferente, muy tranquilo, el tiempo se detuvo.
El reglamento de tránsito que entró en
vigor dio en el blanco -al menos hasta ahora-, toda la ciudad tiene miedo, esa
es la verdad, se cuida hasta el más mínimo detalle. No vaya siendo que nos
multen por cualquier nimiedad. Que si el celular, que si el cinturón, que si la
vuelta contínua, que si mal estacionado, que no más de 60 en los ejes viales,
que póngase al tiro, que la licencia y que las arañas…
Lo lograste Miguel Ángel, nos agarraste
de los… de los… de los… de los cabellos. Y ya no nos vas a soltar. Si fallamos
nos multas, y si no pagamos esas multas no verificamos, y si no verificamos no
circulamos. ¡Qué bonito! Nos tienes de los purititos. Además tenemos doce
vidas, como en el nintendo. Cada multa nos quitará puntos, cuando los perdemos
quedamos congelados por tres años. ¡Tres años sin poder manejar! Como si lo
hiciéramos por deporte…
Por el momento “miedo” es el nombre del
juego. Y es un miedo es grande. Miedo a que nos multen por cualquier cosa o a
que nos extorsionen por lo mismo. Miedo a ser atracados por maleantes con
uniforme. Miedo a que se rían de nuestra cara cuando cometamos alguna falta.
Miedo a perderle el amor a cinco o seis mil pesos para pagar una multita.
En fin, los nazis no lo hubieran hecho
mejor. ¡Bravo! A portarse bien y a pagar. ¡Viva México! ¡Con Miguel Ángel hasta
el 2018!
Obituario: Y sí, el América hizo un ridículo
precioso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario