martes, 21 de julio de 2015

Defendiendo al criminal





"Por lo pronto, qué bueno que ‘El Chapo’ se salió, ojalá y vaya a pavimentar calles y a tapar pozos, porque él sí hace cosas por su pueblo; yo estuve en Mazatlán cuando lo agarraron la primera vez, hace un año y medio, y la gente en el malecón llegaba llorando porque lo habían agarrado, porque dicen que ayuda mucho a la gente que quiere", señaló hace unos días la brillante Susana Zabaleta…

“Dicen que ayuda mucho…” La sensual cantante y actriz no lo sabe de cierto, pero lo ha escuchado, “dicen”. Luego entonces, el tipo es un semidios. 

En el 2012, otra distinguida intelectual de nombre Kate y de apellido Del Castillo publicó una sentida y romántica carta en twitter, donde apuntó: “Hoy creo más en el Chapo Guzmán que en los gobiernos que me esconden verdades aunque sean dolorosas, quienes esconden la cura para el cáncer, el sida, etc. para su propio beneficio y riqueza”. Después invita al capo a traficar con el amor. ¡Estoy llorando!

Y el fin de semana pasado, durante una entrega de premios, Armando Christian Uria Ruiz Pérez, conocido en los bajos mundos como “Pitbull”, luego de recibir su presea, se envalentonó y gritó a los cuatro vientos: “¡Trump, ten cuidado con el Chapo, papo!” Es Pitbull, canta reggaetón, por lo tanto sabe perfectamente bien lo que dice.

Pero lo que seguramente no saben estas tres estrellas internacionales es que están defendiendo a un mafioso, a un tramposo, a un matón, a un asesino, al capo más peligroso del mundo en los últimos treinta años (y quizá me equivoco). Alguien que vive de envenenar a quien se deje. Un hombre sin alma, sin corazón, sin sentimientos y sin una pizca de compasión que ha asesinado, él mismo, a más de tres mil personas. Líder de una organización que lleva más de 20 mil asesinatos en toda su historia criminal.

Ése es el Chapo, ese valiente que burló por segunda ocasión el sistema penitenciario de máxima seguridad. El que se burla de usted, querido lector, y de mí. El que sigue matando, envenenando, torturando y extorsionando desde algún lugar del mundo. Así que sigamos aplaudiéndolo, se lo merece, es lo máximo, ¡bien por él!

Voy a cerrar esta columna con un párrafo de lo que ayer publicó León Krauze: “Los apologistas del Chapo Guzmán harían bien en leer la biografía de su ídolo. Tendrían que detenerse en cada detalle, estudiar la crueldad, la violencia y el apetito de poder y sangre. 

Nada de romántico tiene la figura. No es lo mismo un forajido idealista que un empresario del veneno y la muerte. Insistir en lo contrario es ceder a la peor forma de la frivolidad”.

Obituario: #NoEraPenal, pero #SíEraMuchaLanaPerdida

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