lunes, 14 de octubre de 2013

El arte de nadar de muertito


El Movimiento de regeneración nacional, que dirige Andrés Manuel López Obrador, logrará, máximo en un mes, el registro como partido político como lo solicita el IFE.

“Ésta no es la lucha del quítate tú porque quiero yo, no nos mueve la ambición del poder por el poder, ni la ambición al dinero, lo que queremos es transformar a México. Ese es el objetivo que tenemos, eso es lo verdaderamente importante, no los cargos”, dijo hace unos días se líder y fundador. Ajá, el mesías tropical. Sus palabras suenan sinceras, comprometidas, llenas de credibilidad. Pero, sobre todo, frescas, muy frescas.

Con esto, el tabasqueño cumple otro de sus largamente acariciados sueños: ser dueño de un partido político y vivir del erario público (un momento… ¿Qué no vive así desde hace ya muchos años?).

Porque, hasta donde sé, el señor López Obrador no trabaja. No tiene ninguna labor remunerada. Ya sé que sus seguidores dirán que su labor es “defender a la patria de la mafia en el poder que quiere arrebatarnos la soberanía y los recursos y nuestras libertades y se quieren quedar con el país entero”.

Hace ya casi trece años que dejó el gobierno capitalino y no sabemos de qué vive don Andrés. Porque de algo debe sostenerse ¿no? Digo, mantener por lo menos cuatro casas no es cosa menor. En una vive con los hijos de su primer matrimonio, en otra, mucho más lujosa, con su nueva esposa y su otro hijo, también tiene un condominio horizontal de lujo en Villahermosa y otra en un rancho, en su natal Macuspana. Y ya no hablemos de los gastos de sus hijos, las escuelas y las camionetas de lujo.

Él ha dicho que recibe donativos y que la ayuda de la gente que lo ama y que cree que en sus ideales le da para vivir, claro, después de repartir. Todos los demás, por supuesto, nos chupamos el dedo.

Por lo pronto, MORENA va a ser partido político, ¡yupi! Desde ahí va a tener una preciosa comodidad que ya quisiera cualquiera… Vamos viendo: Tendrá prerrogativas (sí, todos nosotros, con nuestros impuestos le seguiremos dando lana para que él continúe manteniendo su cínica necedad), tendrá acceso a los medios de comunicación (adiós a su “cerco informativo”), tendrá la garantía de estar conectado con todo y con todos. Tendrá, como dueño, socio y fundador de su partido, la facultad de postularse para lo que quiera cuantas veces quiera, tendrá influencia en toda la izquierda porque muchos de sus aliados, seguidores, discípulos, partidarios, admiradores, incondicionales o como ustedes les quieran decir, siguen metidos en los partidos que el mesías tropical dejó hace unos meses.

¡Esa sí que es una gran idea! ¿Por qué no se le habrá ocurrido antes? Ahora sí, a nadar de muertito por el resto de la vida. En fin, AMLO se convierte en otro mexicano “brillante” que pasa de líder a líder perpetuo, y de ahí a propietario privado de los destinos de millones de fuerzas vivas en un asombroso acto de prestidigitación democrática… ¡Bravo por él! Eso es lo que este país, con todas sus broncas, necesita.

¿Y el discurso? Bueno, ese sigue siendo el mismo. Pero esa, como dijo la Nana Goya, es otra historia.

Obituario: Los maestros Oaxaqueños regresaron a las aulas, eso sí, con todos los gastos pagados. ¡Qué cómodo!