martes, 22 de mayo de 2018

Chango con cuchillo


La verdad es que el señor Jaime Rodríguez Calderón, el “Bronco” resultó un personajazo. Alguien le dijo –quizá su misma conciencia- que se lanzara por la presidencia de la república. Y se puso a recabar firmas, muchas chuecas, según dicen, y luego, con el puñal entre los dientes, se arrojó a hacer campaña…

Es un excelente candidato. Aunque no tiene foco, aunque no aparece en los medios, aunque nadie lo pela, aunque es un cero a la izquierda de los otros tres candidatos, cuando tiene el reflector lo aprovecha mejor que nadie.

Comenzó con el asunto de cortarle la mano a los corruptos, luego, el chango agarró el cuchillo y se destapó de linda manera. Fue a “Tercer grado” a reírse de los periodistas que lo entrevistaban, los hizo enojar, les dijo “paleros”. Él no se equivoca, todo lo hace bien. Se la pasa provocando a los otros candidatos –quienes no le dan acuse de recibo, ¿para qué?- y los llama “ratas”. Tiene la solución para todo, puras ocurrencias, soluciones tajantes, absurdas, estúpidas, ideas locas que solamente caben en alguien como él. Dice que está jugando de extremo por izquierda y que ya metió tres goles, que en debate le hizo al Papa porque los hizo abrazarse –no es cierto, solamente se dieron la mano-.

Es, simplemente, un chivo en cristalería, rompiendo todo lo que se le atraviese. Y se siente bien, en su hábitat, está contento. Raymundo Rivapalacio dice que es una versión tropical de Donald Trump. Y no le falta razón, el regio es polémico, peleonero, valemadrista, echado para adelante, incendiario. Confronta, incita, azuza, cuchilea. Es un candidato, pues, tiene todas las características que debe tener un aspirante. Este vato, en otras circunstancias, con un buen respaldo, estaría en los cuernos de la luna.

Entendámonos bien: No digo que sea buen gobernante, pero para nada. De hecho es malísimo, pregunten en Nuevo León. Pero como candidato es lo máximo, ¿se acuerdan de Vicente Fox? Pues ni más, ni menos.

Obituario: Este que escribe se va de vacaciones, nos leemos en quince días.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Segundo tiempo


Faltan 45 días para las elecciones, los que saben dicen que hoy empieza el segundo tiempo, que Andrés Manuel va ganando por goleada, pero que, como en el fútbol, cualquier cosa puede pasar, que el último minuto también tiene sesenta segundos.

Aquí el asunto es que, si el que va arriba en el marcador se va a replegar y va a meter el camión al área o si piensa seguir yendo al frente para anotar más goles y acrecentar su, de por sí, ya amplia ventaja. No lo sabemos, lo que sí sabemos es que, al final del primer tiempo se le fueron encima y que, aunque aguantó el cero en su portería, terminó dando pases malos, equivocándose en la salida y fallando los cambios de juego. Insisto, a pesar de tales yerros no recibió gol y su ventaja sigue intacta. 

Eso sí, a partir de hoy, los contrarios se van a ir con todo sobre la portería rival, le van a tirar de todos lados, van a mandar peligrosos centros al área y no faltarán las “diagonales matonas”. Ya vimos un tiro libre, faltan dos, y ahí el puntero no pone barrera, se muestra sin espinilleras y se deja golpear (o no sabe quitarse los golpes). Quizá ahí pueda recibir un par de goles, su media de contención no es muy buena.

Y su delantera se ve con miedo, se ve desconfiada, no dribla, no le entra al “uno a uno”, tira y luego se repliega, esconde el pie, se tira al piso, pide falta y se revuelca. El árbitro no le hace caso, “¡juegue!” 

Tiene a la grada muy dividida, la cabecera y la general son suyas, se le entregan con porras, banderas y cánticos. El resto del estadio está fraccionado entre los otros cuatro. Empieza la segunda mitad, el juego se va a poner aún más interesante…

Vamos pues a la parte complementaria, a ver si el superlíder no vuelve a perder el juego en el último minuto, como ya le ha pasado en los dos anteriores partidos. 

Obituario: Habrá final en el cielo y en el infierno. Yo, esta vez, me considero ateo.

martes, 8 de mayo de 2018

En serio, así no


Hace muchos años teníamos un amigo que se peleaba con todo mundo, salía mal con todos, le hablaba a muy pocos y se llevaba con unos cuantos. Los demás sabíamos que el del problema era él, era un tipo muy difícil, aunque nuestro cuate siempre dijera lo contrario, “están en mi contra, yo no estoy mal, son ellos” … Definitivamente, saber quién tenía la razón era muy fácil.

Algo así sucede con Andrés Manuel López Obrador, quien es lo que en el bajo mundo se conoce como un “chango con cuchillo”, intransigente, terco, testarudo, obstinado, paranoico, con delirio de persecución y de grandeza, autoritario y totalitario (entre muchas otras cosas). Él se pelea, contesta, no piensa, le raya la carrocería al que se le atraviese, grita, reta y se exaspera fácilmente, aunque él diga que no, aunque traiga, más a fuerza que de ganas, el armonioso discurso de “amor y paz”.

Y hace poco se le cruzaron los empresarios, y el Peje, lindo como es, les mandó decir que el compló, que Salinas, que son una bola de rapaces y que, de su parte, fueran y chiflaran su flauta… Además, dijo que impiden la democracia, que confiscan instituciones, que se sienten dueños de México, que son responsables de la tragedia nacional y que no quieren dejar de robar… 

Y luego se peleó con el Secretario de la Defensa, bueno no, no se peleó, solamente le mandó decir un par de cosas, que don Chava está hablando mucho, que actúe con prudencia y que ya no opine de asuntos políticos. Citando a los clásicos: “¡cállate chachalaca!” Nada más que da la casualidad de que esa “chachalaca” es la cabeza de nuestro ejército, es un general de División, ahí, cualquier cosa…

Cito nada más estos dos ejemplos, desde luego hay varios más que no tiene caso recordar.
Y sí, así es, este tipo quiere ser presidente de la república. Peleado con los empresarios y con el ejército. Así, nada más. Sabrá Dios qué nos espera si llega a ganar.

No, así no, así no se puede, un chivo en cristalería no puede gobernar este país, no, por favor. Pero, ¿quién sabe? Quizá Andrés Manuel tenga razón y todos los demás (con los que pelea) estén equivocados.

Obituario: El PRI, por fin, sacudió el árbol. Parece que ya es tarde.