jueves, 22 de noviembre de 2012

Estados Unidos Mexicanos, los llevo en el corazón...


El –todavía- presidente Felipe Calderón, presentó una iniciativa de reforma constitucional para cambiar el nombre oficial de este bonito país, que no es “México”, como todo el mundo lo conoce, sino “Estados Unidos Mexicanos”, ajá, emulando a nuestro vecino del norte… Pero vayamos por partes.
“México”, según algunos cronistas, significa lugar de Mexitli, caudillo que guió a los mexicas y que fue criado en una penca de maguey –como esa donde grabé tu nombre, juntito al mío-.
Luego vino la conquista y entonces fuimos “Nueva España” por casi 300 años… Hasta ahí todo va bien, creo.
Después nos independizamos, así que la madre patria y todo lo que tuviera qué ver con ella se podía –y se tenía- qué ir al carajo. Encontrar un nuevo nombre para nuestro país era tarea inaplazable. Y el numerito fue motivo de debate, así, surgieron diversas propuestas como: “América Septentrional”, “América Mexicana”,  “Imperio Mexicano”, “Nación Mexicana Anáhuac”, “República de los Estados de Anáhuac”, “República de México”, “Estados Unidos Mexicanos”, entre otras lindeces.
Pero la cosa no fue tan sencilla, hasta eso, el consenso les costó trabajo. En 1824, un brillante congreso constituyente adoptó el nombre de “Estados Unidos Mexicanos” para el país, teniendo como paradigma a los Estados Unidos de América, que en esos momentos eran, en opinión de aquellos constituyentes, “el ejemplo de democracia, progreso y libertad a seguir”. Sí, esos  legisladores eran tan perspicaces como los de ahora, esa estirpe no ha cambiado en lo absoluto… 

Sin embargo, por alguna razón, la metonimia hizo su chamba y todo mundo –literal- le comenzó a llamar simplemente “México”… 

Así se le conoce en el todos lados, todos lo utilizan así. Nuestro gentilicio es “mexicanos” y no “estadounidenses mexicanos”. 

Imagínense, Chucho Monge hubiera escrito (y Jorge Negrete cantado) “Estados Unidos Mexicanos, si muero lejos de ti… 

Yo estoy de acuerdo con el –todavía- presidente Calderón. El nombre es absurdo, ilógico, soso, pasado de moda, caduco, sin sentido. Dicen que lo que no se usa se atrofia y acaba por desaparecer. Tiene qué ser. Maduremos por favor.
Ya varias veces se ha querido cambiar el nombre, pero los tercos no quieren soltar prenda, sabrá Dios por qué…
Obituario: Héctor Camacho, sí, era un “Macho”.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Las barbas del vecino




Pues sí, ganó Obama y el buen Mitt salió inmediatamente a felicitarlo, habló con el presidente para desearle que sea exitoso al guiar al país, expreso que  “hubiera deseado cumplir con las esperanzas, pero la nación escogió otro líder”, ¡Qué bonito! Son cosas que se logran, dicen, con 200 años de democracia…

Ajá, “democracia”, sea como sea en ese sentido nuestro país está en pañales. Nuestros vecinos del norte tienen un sistema electoral estable, seguro y confiable. Sumamente enredado, eso sí, pero estable, seguro y confiable. Allá, durante las campañas, existe abiertamente la guerra sucia, los candidatos pueden dar discursos y pronunciarse el mismo día de la elección. Los medios abiertamente se declaran a favor o en cintra de alguno de los contrincantes, la radio y la televisión también hacen su campaña… Y nadie arma un alboroto, nadie pone el grito en el cielo, nadie arma un conflicto poselectoral. En fin, gana el que gana y ya. No pasa nada.

Romney, el propio día de la elección, como el mismísimo Buki, aceptó su derrota. No convocó a sus seguidores a un plantón en Times Square para declararse “Presidente Legítimo”, no. Tampoco argumentó compra de votos y de conciencias. Mucho menos sacó chivos, cerdos, borregos, gallinas y pollos para alegar fraude…

Los norteamericanos tienen muchos defectos, mucha cola que les pisen. Y acá les copiamos todo, pero en este renglón quizá haya algo que les pudiéramos piratear ¿no?

Obituario: A propósito de elecciones,  los estados de Colorado y Washington aprobaron el consumo legal de la mariguana con fines recreativos… ¡Uts, chido carnal!