martes, 11 de agosto de 2015

Bronco, no estoy loco





El gobernador electo de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón invitó ayer a Andrés Manuel López Obrador a renunciar a los 120 millones de pesos que recibirá el partido Morena este año, como una lección de patriotismo para los mexicanos… ¡Tómala!

“El Bronco” (a ver si no le quitan el apodo, como a mi Lupe Esparza) en su misiva, le pregunta al mesías tropical si “ha considerado continuar en esta lucha democrática, pero sin el uso de los recursos públicos que reciben los partidos”.

¿O sea cómo? ¿Devolver la lana nada más así como así? Vamos por partes:

“Ésta no es la lucha del quítate tú porque quiero yo, no nos mueve la ambición del poder por el poder, ni la ambición al dinero, lo que queremos es transformar a México. Ése es el objetivo que tenemos, eso es lo verdaderamente importante, no los cargos”, dijo mi Peje cuando fundó su Morena.

Ajá. Sus palabras suenan sinceras, comprometidas, llenas de credibilidad. Pero, sobre todo, frescas, muy frescas.

Hasta donde sé, el señor López Obrador no trabaja. No tiene ninguna labor remunerada. Ya sé que sus seguidores dirán que su labor es “defender a la patria de la mafia en el poder que quiere arrebatarnos la soberanía y los recursos y nuestras libertades y se quieren quedar con el país entero y bla, bla, bla…”

Porque desde que dejó el gobierno capitalino no sabemos de qué vive don Andrés. De algo debe sostenerse ¿no? Digo, mantener por lo menos cuatro casas no es cosa menor. En una vive con los hijos de su primer matrimonio, en otra, mucho más lujosa, con su nueva esposa y su otro hijo, también tiene un condominio horizontal de lujo en Villahermosa y otra en un rancho, en su natal Macuspana. Y ya no hablemos de los gastos de sus hijos, las escuelas y las camionetas de lujo. No, eso no cuesta.

Él ha dicho que recibe donativos y que la ayuda de la gente que lo ama y que cree en sus nobles ideales le da para vivir.

Por lo pronto, con su Morena tiene una preciosa comodidad que ya quisiera cualquiera… Todos nosotros, con nuestros impuestos, le vamos a completar sus 120 millones de pesos (por año) para que él continúe manteniendo su cínica necedad. A nadar de muertito por el resto de la vida. En fin, AMLO, ese mexicano “brillante” que pasó de líder a líder perpetuo, y de ahí a propietario privado de los destinos de millones de fuerzas vivas en un asombroso acto de prestidigitación democrática… ¡Bravo por él! Eso es lo que este país, con todas sus broncas, necesita.

¿Devolver 120 millones de pesos a los ciudadanos (por año), sería una gran lección de patriotismo ante los ojos de los mexicanos? ¡Por Dios Jaime! ¡Tú estás chiflado!

Obituario: “Lo que pasa en la Narvarte, se queda en la Narvarte”. Palabras sabias del gobernador Duarte (salió verso sin esfuerzo).

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