martes, 5 de agosto de 2014

Hijo incómodo



Resulta que Rodrigo Vallejo era –o es− súper brother de “La Tuta”, el enemigo público número 1, el hombre más buscado en la administración de Peña Nieto. Don Fausto, ex gobernador de Michoacán, nunca supo nada, no metió las manos al fuego por su muchacho. Dijo que si se comprueba que su hijo asistió por voluntad propia a la reunión con Servando Gómez, sea castigado conforme a la ley. 

¡Concedido, señor Vallejo! Rodrigo ya duerme en el penal de Santiaguito, en el Estado de México, lo consignaron por el delito de encubrimiento.

¿Encubrimiento? ¡Pero si nada más se estaba tomando una cerveza con sus cuates! Lo que es muy raro, porque el “Gerber” está acostumbrado a tomar whisky o champagne. Está acostumbrado a fiestas majestuosas, casas y coches de lujo. No puede mezclarse con la naquiza a tomarse una chela en una tienda, en plena carretera, frente de una escuela, sentado en una silla de plástico. 

¿Y Vallejo senior? Calladito se ve bien bonito. En medio de un silencio incómodo, como su retoño. Ya no tiene el poder que tenía cuando fue gobernador… Un momento, ¿tenía poder cuando fue gobernador? Está atado de manos, siempre lo estuvo. Desde la campaña vivía a las órdenes de alguien más. Ahora, peor que nunca, enfermo, débil y fuera de la jugada. Pobre Fausto. No quiere hablar, no puede hablar, no debe hablar. Seguro sabe algo que usted y yo no. 

Los Vallejo están a la baja. “El crimen no paga”, decían las películas de gangsters. Y Michoacán sigue gobernado por una runfla de maleantes que hacen y deshacen en todo el estado. Seguimos esperando que caiga la cabeza. Porque va a caer, ya lo verán.

Obituario: Palestina e Israel siguen matando niños. A esos asesinos el diablo les tiene reservado un precioso pedacito de infierno.

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