martes, 1 de marzo de 2016

Monstruos con sotana



Spotlight, ganó el Oscar a mejor película. Basada en la investigación de un grupo de periodistas del Boston Globe que destapó los abusos de decenas de sacerdotes pedófilos entre 1984 y 2002 en aquella ciudad. Al recibir el premio, Michael Sugar, productor de la cinta, expresó que el filme le dio voz a los sobrevivientes, dijo: “Este Oscar amplifica esa voz, lo cual esperamos se convierta en un coro que resuene y llegue hasta el Vaticano…” Y agregó: “Papa Francisco, es hora de proteger a los niños y restaurar la fe”.

Ajá, proteger a los niños y restaurar la fe, pero de a de veras. No nada más hacerse tontos con discursos y demagogia. Hace unos días, en el vuelo de regreso de Ciudad Juárez a Roma, el Papa Francisco dijo: “Un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia. ¿Claro?”. Sí claro pero, ¿cuántos han presentado su renuncia? Y aún más ¿a cuántos han corrido?

No, puro discurso. Casos sobran, por todo el mundo, pero hablemos del más sonado: Marcial Maciel, sus víctimas y denunciantes aseguran que era un criminal, un delincuente, un sobornador, un manipulador de conciencias, un depredador, un destructor de los sacramentos, sencillamente un tipo abominable, un monstruo. Y desde el Vaticano se hizo todo para dejarlo morir tranquilamente como si nada hubiera pasado. Sobran evidencias para documentar que Juan Pablo II tuvo conocimiento de que el fundador de la Legión de Cristo era todo lo que dicen y mucho más, sin embargo siempre lo protegió y hasta o encubrió. Lo cuidó como a sus ojos (saludos Kate).

Al propio Benedicto XVI, en su condición de encargado de la Congregación de la Doctrina de la Fe, le llegaron los reclamos de las víctimas de Maciel. No pasó nada, quizá no le informó a Juan Pablo II, o quizá el entonces Papa hizo caso omiso para defender a su compadre. La virgen les habló y Ratzinger y Wojtyla fueron a ver qué diablos se le ofrecía.

¡Qué pena! Ojalá el mensaje del productor ganador del Oscar no se quede solamente en discurso y se tomen las acciones que se deben tomar. Sin duda, el planeta escuchó el mensaje y el Vaticano también. A ver si es cierto que Francisco va a arreglar el negocio. Por el bien de los niños del mundo. El más perverso crimen es tocarlos de cualquier manera. Y el deporte preferido de muchos sacerdotes es una enfermedad torcida que merece el peor de los castigos. 

Para decirlo en sus palabras: Hay un Dios y la justicia divina existe. Afortunadamente este mundo es como el súper, nadie se va sin pagar.

Eso sí, el diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, ya se pronunció ante el discurso de Sugar. El artículo en cuestión dice que "los niños son seres vulnerables, y por lo tanto, víctimas privilegiadas de abuso incluso en las familias, círculos deportivos y escuelas seculares. No todos los monstruos usan sotanas.  La pedofilia no necesariamente surge del voto de castidad". 

¡Ah bueno! Ya me siento más tranquilo.

Obituario: Ernesto Nemer trolea al bolerito y de premio le dan Profeco… ¡Felicidades!

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