jueves, 24 de julio de 2014

Todo un circo

Cuando era niño –no hace mucho− nunca me gustó ir al circo. Me daba mucha pena ver el semblante alicaído y melancólico de todos los animales que vivían ahí. “Seguro que están tristes porque no los sacan”, pensaba. Los elefantes mugrosos, los tigres flacos, los caballos sin herraduras, los leones descuidados, en fin. Hasta los changuitos, que tienen un corazón alegre, siempre se mostraban afligidos. “El circo es una cosa lamentable”, volvía a reflexionar.

Ah, pero en este mundo hay justicia, y justicieros. En la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, nuestros diputados aprobaron una reforma legal que prohíbe en esta capital los circos con animales. ¡Eso! ¡Ya no más injusticias y malos tratos contra estos seres vivos que tienen todo el derecho de ser manejados con amor, respeto y muchísimo cariño! ¡Bravo por esos héroes con corbata que legislan en favor del bienestar de toda nuestra comunidad! Son héroes que libran batallas contra los abusos que se cometen todos los días. Ellos no están dispuestos a permitir atropellos. Los prevén, los detienen y los deshechan… ¡Millones de gracias!

Ajá, sí, muy bonito. Fuera los animales del circo. Los cirqueros están que echan chispas. Para decirlo muy fácil, les partieron la madre.

Sin embargo, a nuestros titanes legislativos han pasado por alto otros temas igual, o más escabrosos que un camello encadenado de los tobillos. Vayamos por partes:

Las corridas de toros. ¡Son bellísimas! El arte en su máximo esplendor. Una reunión de 45 mil personas para ver cómo un tipo mata a un toro después de marearlo, torturarlo y martirizarlo durante aproximadamente 20 minutos… Claro, multiplicado por seis. Una pelea bastante dispareja en la que el animal lleva todas las de perder.

Los zoológicos: Si el elefante de mi infancia andaba mugroso, cualquier animal en cualquier zoológico vende piñas. Son retratos vivientes llenos de inmundicia, infecciones y plagas. Claro, para el total deleite del visitante.

Los acuarios: ¿Podría usted vivir en un ambiente que no es el suyo, adaptado para que medio se le parezca? Por muchos foquitos y muchas burbujas que tenga ¡no es su casa!

El uso de bestias de tiro en carretas turísticas: Los burros y los caballos viejos son para cargar ¿no? ¿O sirven para algo más?

Para finalizar tenemos el comercio de mascotas: Las tiendas en las grandes plazas carecen de toda higiene, huelen muy mal, los animales viven en condiciones deplorables. Si vienen de otro país, los transportan en jaulas muy pequeñas donde meten a todos los animales que se puedan. Y si vienen de otra tienda, peor. Total, son para venderse. Ah, eso sí, todas las mascotas traen un chip. No se le vaya a perder.

Nada de lo anterior fue considerado por nuestros superhéroes legislativos. Pero ya quedaron bien, seguro hasta ganaron unos cuantos electores, ganaron hasta popularidad. Son unos próceres eruditos, compasivos y misericordiosos. Muy bien, su circo les salió muy bien. Dios los bendiga y los cuide, de la misma forma que ellos cuidan a todos los animalitos de la ciudad.


Obituario: Mamá Rosa, con todo y su senilidad, se acordó de los nazis juzgados en Nurenberg… “¿De verdad hubo tantos horrores? No señor, yo no sabía nada.

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