viernes, 14 de mayo de 2010

Soñar no cuesta nada...


En México hay dos especies de aficionados: aquellos que creen que todo se resuelve con güevos, y los que piensan que el futbol es cuestión de mentalidad. A ambos les cuesta entender que a Sudáfrica viajan siete selecciones para ganar el Mundial, y que las demás son digno relleno. Olvidan que antes de sus premisas, el futbol es velocidad, rigor táctico, puntería, agilidad mental, dinámica colectiva, técnica individual y otros detalles de los que carecen nuestros jugadores a la hora de competir con los mejores del mundo, y por eso son presa fácil de las bobas campañas triunfalistas de las televisoras o del Récord.

La selección mexicana no está para ganar el mundial, a ganar el mundial van los de siempre, los que ya lo han ganado (salvo Uruguay que desde que se retiró Obdulio Varela no volvió a ser el mismo): Brasil, Italia, Alemania (siempre favoritos), Argentina (aunque en los últimos 20 años no ha dado una, como Cruz Azul), Inglaterra (que ganó su mundial y ya, pero siempre genera grandes expectativas) y Francia (con los galos nunca se sabe).

Así que si esto fuera una película, los mencionados líneas arriba tendrían los papeles protagónicos. Como “actores de reparto” tenemos a los que juegan bien, son vistosos, pero no ganan, no van más allá, se quedan en la orilla, no dan ese paso final (sí, exacto, también como Cruz Azul): Portugal, Holanda, España y tal vez Dinamarca. Luego vienen los extras, los que nomás salen en la película, pero su papel es totalmente irrelevante, mero relleno, nomás llenando el cuadro. Ahí está nuestra selección junto a todos los demás.

En fin, sigamos soñando. Yo, por lo pronto, soy el jugador más codiciado del mundo, todos los equipos me hacen ofertas, pero yo no doy mi brazo a torcer… Claro, en el Pro Evolution Soccer 2010, del Play Station.

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